Iglesia de San Pedro el Viejo

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40°24′47.9″N 3°42′37.8″O / 40.413306, -3.7105

La iglesia de San Pedro el Viejo es un templo católico, que se encuentra en la confluencia de las calles del Nuncio y de Costanilla de San Pedro. <googlemap version="0.9" lat="40.413292" lon="-3.71015" zoom="16" width="700" height="300"> 40.413275, -3.710321, Calle del Nuncio Iglesia de San Pedro el Viejo </googlemap>

Está considerada como una de las iglesias más antiguas de la ciudad, aunque realmente sólo cabe aplicar esta afirmación a su torre mudéjar (siglo XIV), sin duda su elemento más destacado.

El resto del edificio presenta reformas posteriores, que culminaron en el siglo XIX. Una de las más importantes fue la realizada en el siglo XVII, mediante la cual se dotó al conjunto de un cierto aire unificado.


Historia[ ]

La parroquia de San Pedro tiene un origen incierto. Aparece citada en el Fuero de Madrid de 1202, en referencia a una antigua edificación existente en la actual Plaza de Puerta Cerrada, y se sabe que, en el siglo XIV, fue trasladada a un nuevo edificio, en su actual emplazamiento, no muy lejos de la citada plaza.

Era conocida antiguamente como San Pedro el Real, pero perdió esta denominación en 1891, cuando dejó de ser parroquia a favor de la Iglesia de la Paloma. Esta última iglesia pasó entonces a llamarse San Pedro el Real y, para evitar confusiones, popularmente se bautizó al edificio de la calle del Nuncio como San Pedro el Viejo. Confusión que, en la práctica, nunca ha existido, ya que los madrileños designan a la iglesia de la Paloma con este nombre y no con su denominación oficial.

Valores artísticos[ ]

La torre mudéjar de San Pedro el Viejo desde la calle del Príncipe de Anglona. A la izquierda, fachada del Palacio de Anglona.

El edificio actual es el resultado de diferentes reformas y añadidos, que conforman una amalgama de construcciones desestructuradas e indefinidas. La torre es el único elemento que mantiene un estilo concreto, el mudéjar, y aún así no aparece en estado puro, pues está rematada con un campanario de traza herreriana. Fue erigida en ladrillo, a mediados del siglo XIV. Al lado de la torre, aparece una sencilla portada (actualmente sellada), que podría datar del Siglo XVI.

En el interior conviven rasgos arquitectónicos del siglo XV, caso de la cabecera nervada de la nave de la epístola; del siglo XVI, como la Capilla de los Luján (hoy llamada del Perpetuo Socorro); y del siglo XVII, cuando se levantaron la cabecera principal y las tres naves.

Estos últimos elementos fueron incorporados durante la reforma proyectada por el arquitecto Francisco Sanz en el año 1655, a instancias de Lorenzo Reinoso, arzobispo de Brindisi, y que unificó arquitectónicamente el interior del templo.

En la Capilla de los Luján estuvo el sepulcro de Fray Antonio de Luján, obispo de Mondoñedo, mandado construir por Francisco de Luján —su hermano—, que se conserva en la actualidad en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

El retablo mayor es obra de Sebastián de Benavente y data del año 1671.

Tradiciones[ ]

En San Pedro el Viejo se guarda una de las imágenes religiosas de mayor devoción entre los católicos madrileños. La talla de Jesús el Pobre, llamado así para diferenciarlo de la imagen de Jesús de Medinaceli (que se venera en la iglesia del mismo nombre), se debe a Juan de Astorga, que la esculpió en Sevilla a finales del siglo XVIII. En 1812, fue trasladada desde la capital andaluza a su actual ubicación, como regalo de la duquesa-viuda de Santiesteban y Medinaceli, quien la conservaba en el palacio de la Casa de Pilatos.

Jesús el Pobre sale en procesión cada Jueves Santo, en uno de los desfiles más multitudinarios de la Semana Santa madrileña, que habitualmente retransmite la cadena autonómica Telemadrid. En la salida de la imagen del templo, los anderos que cargan con el paso deben agacharse para evitar dañar la talla con el dintel de la puerta.

En el interior del templo se encuentra la Capilla del Cristo de las Lluvias, que tiene su origen en una tradición de la Edad Media. Según la leyenda, el repicar de las campanas conseguía desviar las tormentas y, con ello, se lograba salvaguardar las cosechas de las adversidades meteorológicas.

Fuentes[ ]

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