Ángel Ferrant
Hijo y nieto de pintores célebres, Ángel Ferrant (Madrid, 1890-1961) optó muy pronto por dedicarse a la escultura. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y en el taller de Aniceto Marinas. Su trabajo artístico empezó a destacar con la presentación de dos tallas en la exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos de 1925. A partir de ese momento, y sobre todo durante los años de la Segunda República, la obra de Ferrant ocupó un lugar central en el panorama español del arte nuevo. Entre 1920 y 1933 vivió en Barcelona, donde ejerció la docencia como profesor de modelado, actividad que proseguiría después en Madrid. En Barcelona, se vinculó al círculo de Rafael Barradas y al grupo de artistas catalanes Els Evolucionistes; fundó en 1932 la agrupación ADLAN (Amics del Art Nou) y fue un destacadísimo exponente de las pedagogías artísticas más innovadoras, especialmente después del viaje de ampliación de estudios que realizó a la Escuela de Artes Aplicadas de Viena, en 1927, tras el que inició una importante actividad como teórico de la enseñanza del arte, a cuyos problemas dedicó la mayor parte de sus escritos. Episodios fundamentales de esta vertiente fueron la redacción de Diseño de una configuración escolar en 1931, la creación de un taller artístico en el barrio madrileño de Prosperidad para la Asociación Auxiliar del Niño en 1935 y su participación, ya en 1949, en la llamada Escuela de Altamira.
En su trayectoria como artista tuvo una especial significación la realización del relieve en piedra La escolar, una representación de los ideales modernos de educación, que se encuentra en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid. Pero Ferrant ha pasado a la historia de la escultura española sobre todo por su defensa de los lenguajes arcaicos en el arte, su osadía en la exploración de materiales frágiles y como pionero de la escultura móvil. De 1932 datan sus primeros ensamblajes y trabajos puramente abstractos. En la posguerra abordó la realización de esculturas móviles, entre las que destacan tanque expuso en 1949 en la Galería Palma, inmediatamente anteriores a la Diana del Gijón, móvil que se conserva en el Café Gijón de Madrid. Otras vertientes de su escultura cinética la componen sus Maniquíes articulados, sus Estáticos-cambiantes, entre los que destaca el de 1953 que custodia el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, y los relieves móviles. A partir de 1958 trabajó en un nuevo concepto de plástica cambiante que denominó «escultura infinita», cuyas piezas se componen de varios elementos de hierro que pueden ensamblarse de diversas maneras.
Referencia[ ]
- ARNALDO, Javier. Ángel Ferrant , en Enciclopedia Madrid S.XX
Este artículo reproduce el capítulo homónimo de la Enciclopedia Madrid Siglo XX, cuyo autor conserva el copyright.
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