Autarquía

De Madripedia
Saltar a: navegación, buscar

La contienda bélica y su desenlace final suponen la ruptura de lo que había sido un proceso de crecimiento y cambio económico, con altibajos pero persistente. Corte con negativos y duraderos efectos sobre la economía de Madrid, como los tiene y muy marcados para toda la economía española, no como consecuencia de las destrucciones causadas durante la guerra, aunque ésta provoque, tanto en las instalaciones industriales como en algunas zonas residenciales de la capital, discontinuidades y quebrantos superiores a los padecidos por otras grandes aglomeraciones urbanas a industriales del país. Más nocivos acabarán siendo los efectos que genera para la actividad empresarial de Madrid, como para la del conjunto español, el aislamiento del mercado nacional y el intervencionismo reglamentista de la década de 1940, donde hay que situar el corte más profundo de la industrialización española, con un «período de estancamiento posbélico sin parangón en la historia contemporánea de Europa», en palabras de Albert Carreras.

La economía de Madrid, en ese contexto, no es excepción, y la senda precedente de crecimiento no se conseguiría recuperar sino entrada la década de 1950. En los largos altos de la posguerra y del primer franquismo, sólo logros muy parciales, que requieren aún de investigación para ser valorados con cierta precisión: cabe presumir, por ejemplo, que tanto la industria madrileña de material eléctrico y electrónico como la de material de transporte y armamento, asentadas durante el primer tercio del siglo, se benefician del incremento de la demanda militar que se registra durante la Segunda Guerra Mundial, como queda reflejado en la tesis de Jordi Catalán. Se vieron también favorecidos los talleres madrileños de construcción y reparación de vagones y locomotoras por el esfuerzo de reconstrucción del stock de material ferroviario destruido en la guerra, y no es infundado suponer que sobre las empresas químicas instaladas en Madrid repercutió favorablemente el sensible aumento de la demanda de productos farmacéuticos.

Tema de interés es el impulso que a la producción industrial de la capital dio el Instituto Nacional de Industria (INI), algunas de cuyas más importantes empresas de primera hora estaban radicadas en Madrid (cuatro de participación pública mayoritaria: Empresa Nacional de Autocamiones, Empresa Nacional de Rodamientos, Elaboración de Plásticos Españoles y Experiencias Industriales, cuyo origen se remonta a 1921; y otras tres solo minoritariamente vinculadas al holding estatal: Boetticher y Navarro, que se había fundado en 1904, Marconi, que lo fue en 1917, y Construcciones Aeronáuticas (CASA), creada en 1923). Cuestión todavía abierta, si bien que algunas de sus más significativas empresas no fueran sino prolongación de las constituidas en los decenios anteriores invita a considerar que «las actividades del INI no se alejaban mucho del patrón marcado por la producción industrial de cada región», sin conseguir cambiar «el mapa industrial español», como han subrayado Martín Aceña y Comín.

La economía de Madrid, en la década de 1940, atraviesa, como en toda España, una etapa sombría. Época de dirigismo extremado y de múltiples controles de la producción y la comercialización centralizadamente establecidos, la sede de la Administración central atrae a quienes han de solicitar y dependen de salvoconductos, licencias, permisos y concesiones de cualquier índole; y que la cercanía física a los centros de decisión representa en esas circunstancias una ventaja potencial indiscutible. Pero los incentivos que para la economía de Madrid puedan provenir de esos hechos no han de compensar el desestímulo, el freno que para la misma supone el rígido ordenancismo practicado durante esos altos y el forzado autoabastecitniento del mercado nacional. De igual forma que para toda la economía española, en definitiva, también para la de Madrid los efectos más negativos de aquella política autárquica con generalizada reglamentación gravitaran en una doble dirección: por una parte, recortando potencialidades expansivas del sistema productivo; por otra, introduciendo o agrandando malformaciones en la actuación de los agentes sociales, y no sólo en la del sector público. El Madrid de la década de 1940, en resumen, no desentona del resto del país; incluso hasta de espejo deformante ante determinados comportamientos y situaciones: es la capital por antonomasia de las cartillas de racionamiento y del estraperlo; del metro hacinado y de las bicicletas y carros de mano; del gasógeno y de las restricciones eléctricas; del hambre y del frío.

La década de 1940 es la peor conocida de toda la historia posterior a la Guerra Civil. Lo que continua, en cambio, está más estudiado, aunque lo acontecido en la década de 1950 ofrezca todavía notorias lagunas. Desde su inicio, la década de 1950, con un paulatinamente recuperado dinamismo, marca para Madrid, como para toda España, una fase de transición hacia el proceso de un muy fuerte crecimiento posterior. Son los años de tímidos y entrecortados ensayos de apertura por parte de la política económica. Los años también de un incipiente reequipamiento fabril y los que señalan el fin de una auténtica «involucien tecnológica»: la que durante los quinquenios anteriores había sufrido la industria española, retrasándose el avance del primer tercio del siglo en la electrificación, con la vuelta al carbón, y en el transporte, con el retomo al ferrocarril. La producción industrial, en particular, crece ya muy aprisa, aunque con acusados altibajos durante toda ese década; y Madrid es el núcleo productivo con mayores tasas de expansión. A su vez, su población crece sustancialmente, registrándose una «explosión urbana» en ese decenio.

Referencia[ ]

  • GARCÍA DELGADO, José Luis, CARRERA, Miguel. Autarquía, en Enciclopedia Madrid S.XX


Copyright
Este artículo reproduce el capítulo homónimo de la Enciclopedia Madrid Siglo XX, cuyo autor conserva el copyright.
No es un artículo modificable ni está bajo licencias libres. Si eres el autor del mismo y quieres modificarlo, mándanos un correo