Beatriz Galindo
Beatriz Galindo (Salamanca, 1465 – Madrid, 23 de noviembre 1534) fue una humanista, quizá la mujer más destacada de su tiempo tras Isabel la Católica, de quien fue amiga y consejera.
Poco se sabe de la biografía de doña Beatriz. Hija de hidalgos, mostró desde joven gran afición por el estudio. Se formó en la universidad de Salamanca, y aunque no se ha podido comprobar, se cree que tuvo como maestro a Antonio Lebrija y que llegó a ser profesora de la universidad.
Conocedora de los clásicos, destacó por su gran inteligencia y dominio del latín, lengua en la que escribió sus poemas, rechazando a aquellos que empleaban el romance. De ahí le vino su apodo de la Latina, lo cual se explica si se tiene en cuenta que en la época incluso los estudiantes de la universidad mostraban grandes carencias en esta materia, como evidencia el comentario de Lebrija, referido a un comentario de un texto latino: "Yo sólo me reí y di de codo a los que cerca de mí estaban oyendo".
Sus padres la destinaron a ingresar en un convento, pero la reina Isabel la llamó a la Corte. Allí enseñó latín a los infantes y a la propia Isabel, que la nombró camarera personal.
En 1495, por deseo de la reina, se casa con Francisco Ramírez de Orena, capitán de artillería y secretario de Fernando. Conocida por su virtud, esta se hace más patente tras la muerte de su marido el 17 de marzo 1505. Sin faltar a sus obligaciones en la Corte, se aleja de toda ostentación y dedica su vida al estudio y a sus obras piadosas:
Entre sus fundaciones, destacan el Hospital de la Concepción, 1499, popularmente llamado de La Latina y el Convento de la Concepción Jerónima (principios del siglo XVI), junto al cual edificó la Casa Palacio de Viana para el mayorazgo de los Rámirez de Madrid. También fundó unas casas para la educación de niñas pobres, que ella misma dirigió.
Lope de Vega se hizo eco de su virtud, dedicándole estos versos:
“Aquella latina
que apenas nuestra vista determina
si fue mujer o inteligencia pura
docta con hermosura,
y santa en lo difícil de la corte
¡Mas que no hará quien tiene a Dios por norte!”
Tras la muerte de Isabel, cumple su último compromiso con la corte acompañando el féretro a Granada. Después, regresa a Madrid e ingresa en el monasterio de las Jerónimas, con clausura mitigada. Allí murió y fue enterrada junto a su marido, en el presbiterio.
Escribió los Comentarios a Aristóteles, Notas sabias sobre los antiguos y Poesías latinas.
Reconocimientos[ ]
El distrito de la Latina lleva este nombre en su memoria, aunque la zona denominada popularmente "La Latina" (que corresponde municipalmente al barrio de Palacio del distrito Centro) es donde Beatriz Galindo realizó sus fundaciones piadosas.
En la plaza de Puerta del Ángel existe un monumento en su honor, así como otros dos, en Navalcarnero y Salamanca.