Bolsa de valores
En septiembre de 1831 comienza de forma plena el mercado bursátil en España con la publicación de la Ley de Creación de la Bolsa de Madrid. Durante el siglo XIX la contratación fue predominantemente de efectos públicos y las seis compañías iniciales cuyas acciones cotizaban a mediados del siglo XIX llegaron a las sesenta a finales del mismo. El índice de cotizaciones creció moderadamente hasta finales de siglo, tan sólo interrumpido por la volatilidad de 1880-1882 y el corto período de descenso de las cotizaciones durante las operaciones bélicas de 1898. Hasta la recesión de 1912, el índice bursátil mantuvo un crecimiento moderado, subiendo mucho durante la Primera Guerra Mundial. Esta evolución cambiaría tras la guerra y hasta 1923 las cotizaciones se vieron negativamente afectadas por la mala coyuntura imperante. Durante el resto de la década el crecimiento económico fue importante, lo que se tradujo en un aumento del número de empresas cotizadas y que en 1930 alcanzaban la cifra de 182, de las que 47 eran eléctricas, 20 de ferrocarriles y 75 industriales y de servicios. Además en esas fechas se produjo la incorporación a la bolsa de algunos importantes valores: Telefónica, Campsa y Unión Española de Explosivos.
El índice bursátil cayó en picado cuando se proclamó la República en 1931 y la contratación se redujo a la mitad en renta fija y más de dos tercios en renta variable. La Guerra Civil provocó el cierre de la bolsa durante cuatro años. El período de posguerra también supuso cierta parálisis bursátil y sólo en los años cincuenta la Bolsa de Madrid inicia su despegue apoyada en el acuerdo con Estados Unidos. La contratación de acciones inicia un lento pero continuo aumento. El índice de cotizaciones acelera durante los años cincuenta su tendencia alcista de forma que entre 1940 y 1959 la rentabilidad media anual superó el 10%. La evolución alcista registrada desde entonces se ha visto interrumpida por las crisis económicas. Hasta 1973 la bolsa ofreció rentabilidades medias entorno al 15%, gracias al intenso crecimiento económico. La crisis económica e industrial que se desató en 1973 y la inestabilidad política de la transición desataron un período de fuga del ahorro del mercado bursátil cola segunda mitad de los años setenta. La crisis bursátil fue agravada por el fuerte aumento de los tipos de interés, consecuencia de las elevadas expectativas inflacionistas que se generaron. A partir de 1980 la economía española inició una recuperación y los tipos de interés comenzaron lentamente a bajar de los elevados niveles alcanzados.
La nueva Ley del Mercado de Valores de 1988 transformó definitivamente la bolsa española. Entre los cambios principales de la ley destacan: la creación de un órgano de supervisión de los mercados, así como la sustitución de la figura del agente de cambio y bolsa por la de sociedades y agencias de valores. La bolsa española atrajo el interés de los inversores extranjeros desde que España se integró en la Comunidad Europea en 1986, y la modernización que conllevó la nueva ley fue un factor que fomentó la entrada de capitales de forma masiva en la bolsa. No obstante durante los años ochenta y noventa se produjeron diversas turbulencias en los mercados, que se reflejaron en el índice bursátil: por un lado la crisis bursátil internacional de 1987, y por otro lado la quiebra del sistema monetario europeo, con la salida de la peseta del mismo en 1993. Desde esa fecha, el crecimiento bursátil ha sido espectacular, aunque nuevamente, el alza ha sido interrumpida en el año 2000, con la crisis de las empresas de nueva tecnología.
A finales de ese año existían 1.869 empresas admitidas a cotización en bolsa, de las que 144 cotizan en el mercado electrónico. La contratación efectiva del conjunto de bolsas españolas alcanzó los 533.000 millones de euros, el 89% del PIB, cifra jamás alcanzada antes. La contratación de la Bolsa de Madrid fue de 393.000 millones de euros, de la cual 392.000 son de acciones.
Referencia[ ]
- CALZADA, Blas. Bolsa de valores, en Enciclopedia Madrid S.XX
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