Cementerio de San Martín y San Ildefonso

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Cementerio de San Martín y San Ildefonso
Información
Situación: Entre la avenida de Filipinas y las calles de Santander, Juan Vigón y Jesús Maestro
Autor/es: Wenceslao Gaviña
Fecha de construcción: 1849
Destino actual: Desaparecido


Fue construido en 1849 por Wenceslao Gaviña para la Archicofradía Sacramental de San Martín y San Ildefonso, una de las más antiguas de Madrid. Dos años más tarde, era uno de los cementerios más importantes de la capital y la más grande necrópolis de la zona.

Tenía cuatro patios dedicados a Santo Domingo, San Ildefonso, Nuestra Señora de la Paz y Santísimo Cristo. La entrada era porticada y tenía a ambos lados dos construcciones hexagonales destinadas a capilla y vivienda del guarda. Contaba Gutiérrez Solana que «la arquitectura de este cementerio, vista desde fuera, es una maravilla de severidad y buen gusto; una serie de columnas, pintadas de encarnado, sostiene el frontispicio (…) Al entrar en este cementerio saludamos al conserje, que debe estar bien satisfecho por tener para sí el más romántico y uno de los más hermosos jardines de Madrid, sobre todo en el verano, paseando entre las calles de cipreses, que en las noches de luna forzosamente tiene que sentirse algo poeta, filósofo y sentimental».

Aquí fueron enterrados, entre otros, el pintor Eduardo Rosales, los escritores Ángel Fernández de los Ríos y Antonio Velasco Zazo, el duque de Sevillano y los condes de Quinto.

Aunque en 1884 se clausuró junto con los demás cementerios, se siguieron efectuando enterramientos hasta 1902. Probablemente, su localización más al norte de Madrid supuso que fuera el último en desaparecer.

En 1926 se pensó mantenerlo como un suntuoso jardín, conservando el pórtico, la capilla y la casa del guarda y derribando la galería de nichos. El proyecto incluía la construcción de una gran plaza central -que se denominaría Jardín Elíptico- donde se colocarían estatuas de alcaldes madrileños, así como una serie de patios adornados con fuentes y hornacinas. El proyecto nunca se llevó a cabo y, aunque dejaron de celebrarse enterramientos en 1884, sus cipreses siguieron en pie hasta después de la guerra civil. Durante dicha contienda los nichos sirvieron de refugio.

Tras más de veinticinco años sin derribar y en proceso acelerado de deterioro, su solar fue ocupado por el estadio Vallehermoso, construido en 1952.


Este artículo incorpora material del Diccionario Enciclopédico de Madrid, de María Isabel Gea, publicado por Ediciones La Librería, autorizada su inclusión en Madripedia bajo licencia Reconocimento-CompartirIgual