Cementerio de la Patriarcal
El Cementerio de la Patriarcal fue construido en 1849 por la Congregación del Santísimo Cristo de la Obediencia y Hermandad de Palacio, entre lo que hoy son las calles de Joaquín María López, Vallehermoso, Donoso Cortés y Magallanes.
Fue construido para dar sepultura a los miembros que dependían de la Iglesia de la Patriarcal, que eran fundamentalmente soldados, funcionarios y demás empleados de la Casa Real.
Era un cementerio pequeño de un solo patio rodeado de nichos y en el que solo merece destacar el monumento a Quintana levantado por suscripción popular. Entre los ilustres enterrados aquí estaban: Hilarión Eslava y Joaquín Gaztambide.
Cuando la Iglesia del Buen Suceso se derribó a mediados del siglo XIX, se trasladaron los cuerpos de los fusilados en la madrugada del 3 de mayo de 1808 y que descansaban en el patio de dicha iglesia.
Se clausuró en 1884, pero no se demolió y hasta los niños jugaban en él, siendo conocido popularmente como el Campo de las Calaveras, ya que hasta después de la Guerra Civil se podían ver huesos y féretros destrozados hasta más allá de lo que hoy es la calle de Cea Bermúdez.
En 1952 se inaugura, sobre el solar que ocupaba, el edificio del Parque Móvil Ministerio, que en la actualidad está ocupado por nuevas edificaciones de viviendas.