Ciudad Región
El origen de Madrid <<ciudad-región>> tiene dos períodos claves: el primero tuvo lugar en los sesenta y mediados de los setenta. La inmigración que afectó a todo el país tuvo destino preferente en Madrid. Al no poder asentarse en la ciudad, potó por los municipios del área metropolitana gererando diferentes coronas en función de la distancia a Madrid y del trazado de los principales accesos a la ciudad. En plena vigencia del área metropolitana madrileña, la realidad superó a la normativa, e incluso en instancias oficiales se hablaba del área metropolitana <<legal>> y del área metropolitana <<funcional>>, siendo la segunda considerablemente más extensa. Móstoles (con 1.334 habitantes en 1900; 2.886 habitantes en 1960 y 175.412 en 1991) se convierte en municipio de <<aluvión>>, más poblado que muchas capitales de provincia en las que apenas se han sumado funciones diferentes a las administrativas, pequeñas industrias y comercios urbanos. Esta inmigración también afecta a Alcalá de Henares y Villalba. El primero duplica su población entre 1960 y 1975, y por diez entre 1900y 1991. En este período tan sólo aparece una ciudad de nueva planta: en terrenos del municipio de Colmenar Viejo por medio del urbanismo concertado (Empresa Pública Tres Cantos S.A.) se construye un núcleo residencial de calidad y un parque tecnológico industrial, que acabará segregándose.
La incorporación de España a la Unión Europea ha sido otro proceso dinamizador en la expansión metropolitana. La fuerte inversión extranjera que recibe Madrid y la competencia por el espacio <<terciario>>, hace del suelo de Madrid unos de los más caros de Europa, lo que provoca que tanto la función residencial como las industriales y terciarias se dirijan hacia la corona provincial, proyectando la sombra urbana de Madrid lejos de la ciudad central.
Desde la década de los cincuenta, el grado de urbanización no se puede medir sólo por el porcentaje de los que residen en lugares clasificados como urbanos según los diferentes criterios, pues cada día son más las personas que viviendo en medios rurales tienen una clara orientación urbana tanto en mentalidad como en actividad económica; en consecuencia, se estudia el porcentaje que vive en regiones urbanas, sombra urbana, zona de movimientos pendulares, y el más aceptado de ciudad-región que sirve para describir el fenómeno de proyección de las ciudades con poder urbanizante en los espacios rurales que los rodean. Estos espacios se caracterizan por sus saldos migratorios positivos de origen urbano, por la disminución de la población activa rural, y por la fuerte transformación del mercado del suelo, pero no impide que existan amplios espacios sin edificar o ocupados por usos rurales que siguen siendo dominantes en el paisaje. El ámbito espacial de cada ciudad regional oscila entre los 80-100 kilómetros para ciudades como Londres, Montreal o París. Para las ciudades más pequeñas, como Madrid, el radio oscila entre los 40-80 kilómetros y estos ámbitos pueden ampliarse en algunos aspectos, como en el caso de segunda residencia (San Lorenzo de El Escorial, Rascafría, Robledo de Chavela, Nuevo Baztán..., con porcentajes de segunda residencia superior al 70%). Aparecen en estos espacios pequeñas ciudades, pueblos dormitorios, aldeas dormitorio, pueblos con funciones múltiples, etc., donde los flujos de personas, bienes e información se dirigen a la ciudad central, si bien aparecerán flujos transversales en torno a los nodos de actividad dispersos en el campo urbano.
A comienzos de los ochenta se refuerza el modelo territorial ajustándose a los cambios económicos y originándose la suburbanización, la segunda residencia y la colonización de espacios relativamente alejados. Los efectos espaciales más significativos son la suburbanización y la colonización de espacios relativamente alejados, así como el aumento de los movimientos pendulares tanto en valor como en radio de alcance (treinta y cinco municipios tienen más de 50% de su población activa trabajando fuera del municipio). El espacio urbano madrileño se ajusta a las principales definiciones de una ciudad-región, y si bien deja intersticios en su propio espacio administrativo comunitario, en otros rebasa estos límites, proyectando su sombra urbana sobre las provincias limítrofes de Guadalajara, Segovia y Toledo, principalmente. Friedmann, en 1986, jerarquiza las ciudades y clasifica a Madrid en el orden secundario de los países 'core'; en 1991, Sassen incluye a nuestra ciudad entre aquellas que, como Nueva York, Londres o Tokio, poseen elementos de un sistema transterritorial, y más tarde cita entre las ciudades europeas globales a París, Londres, Fráncfort y Madrid, y en la misma línea lo hacen diversos investigadores extranjeros y nacionales.
Fuente de la primera versión: Artículo de la Madrid Siglo XX. Enciclopedia, autor José María García Alvarado y María del Carmen Pérez Sierra