Felipe II

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Felipe II de Castilla, I de Aragón y I de Portugal (Valladolid, 21 de mayo de 1527El Escorial, Madrid, 13 de septiembre de 1598) rey de España (1556-1598) y de Portugal (como Felipe I) (1581-1598) "El Prudente".

Hijo de Carlos I e Isabel de Portugal y nieto por vía paterna de Juana I de Castilla y Felipe I y de Manuel I de Portugal. Llamado el Prudente. Ostentó, junto a su esposa María I de Inglaterra los títulos de: Felipe y María, por la gracia de Dios, Rey y Reina de Inglaterra, Francia, Nápoles, Jerusalen, Irlanda, España, Sicilia y Chile, Defensores de la Fe, Archiduques de Austria, Duques de Milán, Borgoña y Brabante, Condes de Habsburgo, Flandes y Tyrol.

Extensión de la Monarquía[ ]

Escudo de Felipe II

Rey de España[ ]

Reinó desde 1556, en que su padre abdicó en él el trono español y el de una parte de sus posesiones europeas, hasta su muerte en 1598. Antes de ser monarca de España, durante su matrimonio con María Tudor y para elevar su título hasta rey es que se hace llamar Rey de Chile. Se casó en cuatro ocasiones: con María Manuela de Portugal, María Tudor, Isabel de Valois y Ana de Austria.

Ostentó los títulos de rey de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia y Nápoles, de Jerusalén, de Portugal, de Navarra, de Granada, de Valencia, de Toledo, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las islas Canarias, de las Indias, Perú, de las Islas y tierra firme del mar océano, Conde de Barcelona, Señor de Vizcaya y de Molina de Aragón, Duque de Atenas y de Neopatria, Conde de Rosellón y de Cerdaña, Marqués de Oristán y de Gociano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Brabante, de Milán, Conde de Flandes y de Tirol, etc. Durante su juventud vivió 12 años fuera de España en Suiza, Inglaterra, Flandes, Portugal, etc. Posteriormente fijó su residencia en Madrid y potenció el papel de esta ciudad como capital de sus reinos.

En 1587 incorporó a la Corona la Orden de Montesa.

El 10 de marzo de 1566 condecoró con la merced del título de “Muy Noble y Muy Leal Ciudad” a la Ciudad de Santiago de Guatemala, (actual Antigua Guatemala)

Rey de Portugal[ ]

En 1581, tras la muerte sin sucesión del rey Sebastián I de Portugal en la batalla de Alcazarquivir, fue reconocido como rey de Portugal, con el nombre de Felipe I de Portugal, por las Cortes de Tomar, con lo que incorporó una gran extensión de territorios a sus dominios, presentes en los cinco continentes. De ahí que se afirmase que en sus dominios "nunca se ponía el sol".

Italia, los Países Bajos y el Milanesado[ ]

Al morir Carlos I de España entregó a su hijo Felipe, además de la zona hispánica, los dominios de Italia - Nápoles - de los Países Bajos - los cuales fueron gobernados por Margarita de Parma- y el Milanesado.

Herencia de Flandes[ ]

La de Flandes fue una herencia envenenada de padre, junto con el Francocondado (todo ello era la Lotaringia, la herencia de Lotario, hijo de Carlomagno, muerto prematuramente). A diferencia de Castilla, Aragón y Nápoles, los Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos, y veían al monarca español como un rey de un país extranjero y las leyes españolas como unas leyes impuestas.

Los pequeños dominios del norte pronto se convirtieron en un gran campo de batalla, alimentado por Francia e Inglaterra, que explotaron la situación de rebelión constante de Flandes para debilitar a la corona española.

Política interior[ ]

Durante su reinado hizo frente a muchos problemas internos entre los cuales caben destacar: su hijo Carlos, su secretario Antonio Pérez y la guerra de las Alpujarras. También acabó con los focos protestantes en España, localizados principalmente en Valladolid y Sevilla.

El príncipe Carlos (1545 a 1568) y el problema dinástico[ ]

El príncipe Carlos nació en 1545, hijo de su primera esposa María Manuela de Portugal con la que se casó dos años antes y la cual murió en el parto. Caracterizado por su formación débil y enfermiza, fue educado en la Universidad de de Alcalá de Henares junto al hermanastro del rey don Juan de Austria. Conspiró con los rebeldes flamencos contra su padre. Fue detenido, procesado y encerrado en sus aposentos. Murió en 1568, lo que le evitó la condena.

De su segundo matrimonio con María Tudor no hubo hijos, pero de su tercer matrimonio con Isabel de Valois tuvo dos hijas:

  • Isabel Clara Eugenia (Valsaín, Segovia, 12 de agosto de 1566 - Bruselas, 1633). Casada con su primo hermano, el Archiduque Alberto de Austria.
  • Catalina Micaela (1567 - 1597). Casada con Carlos Manuel I, Duque de Saboya

En 1568 mueren Isabel de Valois y su hijo Carlos, con lo que Felipe II se encontró con 41 años, viudo y sin descendencia masculina. Éste fue uno de los peores años para Felipe II: los problemas en los Países Bajos y Granada, junto con la muerte de su tercera mujer y de su único hijo.

En 1570, Felipe II se casa por cuarta vez, con Ana de Austria, hija de su hermana Maria y su primo el emperador Maximiliano II, con ella tuvo:

Quedando finalmente resuelto el problema de la descendencia, Ana de Austria moriría en 1580.

La rebelión en las Alpujarras (1568 a 1571)[ ]

En 1567 Pedro de Deza, presidente de la Audiencia de Granada, proclama la Pragmática bajo orden de Felipe II. El edicto limita las libertades religiosas, lingüísticas y culturales de la población morisca.

Esto provoca una rebelión de los moriscos de las Alpujarras que Juan de Austria reduce militarmente.


La crisis de Aragón (1590 a 1591) y Antonio Pérez[ ]

Antonio Pérez, aragonés, fue el secretario del rey hasta 1579, Fue arrestado por el asesinato de Escobedo - hombre de confianza de don Juan de Austria- y por abusar de la confianza real al conspirar contra el rey.

La relación entre Aragón y la corona estaba algo deteriorada desde 1588 por el pleito del virrey extranjero y los problemas en el condado estratégico de Ribagorza. Cuando Antonio Pérez escapa a Zaragoza y se ampara en la protección de los fueros aragoneses, Felipe II intenta enjuiciar a Antonio Pérez mediante el tribunal de la Inquisición para evitar la justicia aragonesa. Este hecho provoca una revuelta en Zaragoza, que Felipe II reduce usando la fuerza.


Reformas administrativas[ ]

Su padre Carlos I había gobernado como un emperador, y como tal, España y principalmente Castilla habían sido una fuente de recursos (militares y económicos) para unas guerras lejanas sin interés alguno para las coronas españolas (excepto Italia para la Corona de Aragón).

Felipe II como su padre, fue un rey absolutista, continuó con las instituciones heredadas de Carlos I, y con la misma estructura de su imperio y autonomía de sus componentes. Pero gobernó como un rey nacional, España y especialmente Castilla eran ahora el centro del imperio, con su administración localizada en Madrid. Felipe II no visitó apenas sus territorios de fuera de la península y los administró a través de oficiales y virreyes.

Convirtió España en el primer reino moderno, realizó reformas hidráulicas (Presa del Monnegre) y una reforma de la red de caminos, con posadas, con una administración (y una burocracia) desconocida hasta entonces, los administrativos de Felipe II solían tener estudios universitarios, principalmente de las universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca, la nobleza también ocupaba puestos, aunque en menor cantidad. Ejemplos reseñables de su meticulosa administración son:

  • la grande y Felicísima Armada, de la que se conocía hasta el nombre del ínfimo grumete, mientras que los ingleses no tienen noticia cierta ni siquiera de todos los barcos que participaron.
  • Felipe II se comunicaba casi diariamente con sus embajadores, virreyes y oficiales repartidos por el imperio mediante un sistema de mensajeros que tardaba menos de tres días en llegar a cualquier parte de la península o unos ocho días en llegar a los Países Bajos.
  • En 1567 Felipe II encargó a Jerónimo Zurita y Castro coleccionar los documentos de estado de Aragón e Italia y juntarlos con los de Castilla en el castillo de Simancas, creando uno de los mayores archivos nacionales de su tiempo.

El gobierno mediante Consejos instaurado por su padre seguía siendo la columna vertebral de su manera de dirigir el estado. El más importante era el Consejo de Estado del cual el rey era el presidente. El rey se comunicaba con sus Consejos principalmente mediante la consulta, un documento con la opinión del Consejo sobre un tema solicitado por el rey. Asimismo existían seis Consejos regionales: el de Castilla, de Aragón, de Portugal, de Indias, de Italia y de Países Bajos y ejercían labores legislativas, judiciales y ejecutivas.

Felipe II también gustaba de contar con la opinión de un grupo selecto de consejeros, formado por el catalán Luis de Requesens, el castellano duque de Alba, el vasco Juan de Idiáquez, el cardenal borgoñés Antonio Perrenot de Granvela y los portugueses Ruy Gómez de Silva y Cristóvao de Moura repartidos por diferentes oficinas o siendo miembros del Consejo de Estado.

Felipe II y su secretario se encargaban directamente de los asuntos más importantes, otro grupo de secretarios se dedicaba a asuntos cotidianos. Con Felipe II la figura de secretario del rey alcanzó una gran importancia, entre sus secretarios destacan Gonzalo Pérez, su hijo Antonio Pérez, el cardenal Granvela y Mateo Vázquez de Leca.

En 1586 se crea la Junta Grande, formada por oficiales y controlada por secretarios. Otras juntas dependientes de ésta, eran la de Milicia, de Población, de Cortes, de Arbitrios y de Presidentes.

Finanzas[ ]

Se habla de tres quiebras económicas durante su reinado (1557, 1560, 1575 y 1596), pero parece ser que realmente fueron suspensiones de pagos, técnicamente muy bien elaboradas, según la economía moderna, pero completamente desconocidas por entonces.

Felipe II heredó una deuda de su padre de unos veinte millones de ducados, y dejó a su sucesor una cantidad que quintuplicaba esta deuda. Al poco de entrar al poder hubo de suspender pagos dos veces consecutivas (en 1557 y 1560). Pero los ingresos de la corona se doblaron al poco de entrar Felipe II a poder, y al final de su reinado eran cuatro veces mayor que cuando comenzó a reinar, pues la carga fiscal sobre Castilla se cuadruplicó y la riqueza procedente de América alcanzó valores históricos. Al igual que con su precedesor, la riqueza del imperio recaía principalmente en Castilla, y dependía de los avances a gran interés de banqueros holandeses y genoveses. Por otra parte, también eran importantes los ingresos procedentes de América, los cuales suponían entre un 10 y un 20% anual de la riqueza de la Corona. Los mayores consumidores de ingresos fueron los problemas en los Países Bajos y la política en el Mediterráneo, juntos, unos seis millones de ducados al año.

El estado de las finanzas dependían totalmente de la situación económica castellana. Así entrando Castilla en recesión en 1575, en ese mismo año se produjo una tercera suspensión de pagos. En 1577 se llegó un acuerdo con banqueros genoveses para seguir adelantando dinero a la corona, pero a un precio muy alto para Castilla, que agravó su recesión.

Anteriormente a Felipe II a existían diversos impuestos: La alcabala, impuesto de aduanas; la cruzada, impuesto eclesiástico; el subsidio, impuesto sobre rentas y tierras; y los tercios reales, impuestos a órdenes militares. Felipe II además de subir estos durante su reinado, implantó otros, entre ellos el excusado en 1567, impuestos sobre parroquias. De la Iglesia Felipe II consiguió recaudar hasta el 20% de la riqueza de la Corona, lo que supuso la crítica de algunos eclesiásticos.

En 1590 se aprueban en las Cortes los millones, consistentes en ocho millones de ducados al año para los seis siguientes años, éstos se dedicaron para construir una nueva Armada y para la sangrante política militar, esto terminó por arruinar a las ciudades castellanas y fulminar con los ya débiles intentos de industrialización que quedaban. En 1596 se produjo una nueva suspensión de pagos.

A la ya malparada situación económica en Castilla que recibió de Carlos I, Felipe II dejó España al borde de la crisis. La vida de los españoles del tiempo era dura: La población soportaba una inflación brutal, p.ej. el precio del grano subió un 50% entre los últimos cuatro años del siglo; La carga fiscal tanto en productores como en consumidores era excesiva; Debido a la inflación y la carga fiscal, cada vez existían menos negocios, mercaderes y empresarios dejaban sus negocios en cuanto podían adquirir un título nobiliario (con su baja carga fiscal). En las últimas Cortes, los diputados protestaron efusivamente ante otra demanda de más dinero por parte del rey, urgiendo por una retirada de los ejércitos de Flandes, buscar la paz con Francia e Inglaterra y concentrar su formidable poder militar y marítimo en la defensa de España y su imperio. En 1598, Felipe II firmó la paz con Francia, con Flandes no consiguió un acuerdo e Inglaterra no ponía las cosas fáciles con su constante piratería y hostilidad hacia España. La situación se agravaría con Felipe III debido a la reducción de ingresos procedentes de América y se comenzarían a oír aún más voces acerca de que Castilla no podía seguir soportando la carga de tantas guerras y de que el resto de miembros debían también contribuir al bien común.

La presión fiscal en la Corona de Aragón sin ser tan brutal a la de Castilla, no era mucho menor. Pero en este caso, la mayor parte de lo recaudado no iba a formar parte de la Corona española, sino que gracias a la protección de los fueros, pasaban a formar parte de la riqueza de la oligarquía y de la nobleza de esos reinos. El comercio en el Mediterráneo para Aragón (especialmente Cataluña) seguía muy dañado por el dominio turco y la competencia de genoveses y venecianos.

Los ingresos procedentes de otras partes del imperio: Países Bajos, Nápoles, Milán, Sicilia se gastaban en sus propias necesidades. La anexión de Portugal fue económicamente un gran esfuerzo para Castilla, pues pasó a costear la defensa marítima de su extenso imperio sin aportar Portugal nada al conjunto.

La mayoría de historiadores coincide en subrayar que la situación de pobreza que sumió al país al final de su reino está directamente relacionada por la carga del imperio y su papel de defensor de la cristiandad. Durante el reinado de Felipe II apenas hubo un respiro en el esfuerzo militar. Hubo de compaginar dos durante la mayor parte de su reino: El Mediterráneo contra el poder turco y los Países Bajos contra los rebeldes. Al final de su reino contaba con tres frentes simultáneos: Los Países Bajos, Inglaterra y Francia. La única potencia capaz de soportar esta carga en el siglo XVI era España, pero con unos beneficios discutibles y a un precio muy alto para sus habitantes.

Política exterior[ ]

Caracterizada por sus guerras contra: Francia, los Países Bajos, el Imperio turco e Inglaterra.

Guerras con Francia[ ]

Mantuvo las guerras con Francia, por el apoyo francés a los rebeldes flamencos, obteniendo grandes victorias en San Quintín y Gravelinas. La primera de ellas ocurrió el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo, en recuerdo de lo cual hizo edificar el Monasterio de El Escorial, edificio con planta en forma de parrilla (1563-1584). En este monumental edificio, el más grande de su tiempo (y llamado entonces la octava maravilla del mundo), están enterrados desde entonces casi todos los reyes españoles.

En la Paz de Cateau-Cambrésis de 1559, Francia reconoció la supremacía hispánica, los intereses españoles en Italia se vieron favorecidos y se pactó el matrimonio con Isabel de Valois. Los problemas continuaron a partir de 1568 por el apoyo a los rebeldes flamencos de los hugonotes franceses.


Conflictos con los Países Bajos[ ]

Los Países Bajos era un punto a la vez estratégico y de debilidad para Felipe II. Estratégico pues a mediados del siglo XVI Amberes era el puerto más importante de Europa y un gran centro comercial para adquirir bienes de Europa y vender la lana castellana. Una debilidad, pues para los Países Bajos no sólo supuso un cambio de rey sino también un cambio de "dueño", pasaron de formar parte de un imperio a formar parte un reino. A diferencia de Castilla, Aragón y Nápoles, los Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos, y veían a España como un país extranjero.

Gobernados por su hermana Margarita de Parma desde 1559. Se encaró a los nobles rebeldes que pedían una mayor autonomía y a los protestantes que exigían el respeto a su religión dando inicio a la Guerra de los Ochenta Años.

En 1567 el duque de Alba - al frente del ejército- efectuó una durísima represión ajusticiando a los nobles rebeldes. Felipe II buscó soluciones con los nombramientos de Luis de Requesens, Juan de Austria y Alejandro Farnesio que consiguió el sometimiento de las provincias católicas del sur en la Unión de Arras. Ante esto los protestantes formaron la Unión de Utrecht.

En 1581, los representantes de las Provincias Unidas depusieron a Felipe II y nombraron a Guillermo de Orange.

Antes de morir Felipe II deja a Isabel Clara Eugenia los Países Bajos como herencia.

Problemas con Inglaterra[ ]

Luchó contra la corona inglesa por motivos religiosos, por el apoyo que ofrecían a los rebeldes flamencos y por los problemas que suponían los cosrarios ingleses que robaban la mercancía americana a los galeones españoles en al zona de Caribe.

La ejecución de la reina católica de escocia, María Estuardo, le decidió a enviar la llamada Grande y Felicísima Armada (en la Leyenda Negra, Armada Invencible) en 1588, la cual fracasó. El fracaso posibilitó una mayor libertad al comercio inglés y holandés, un mayor número de ataques a los puertos españoles - como el de Cádiz que fue incendiado por una flota inglesa en 1596-, así mismo la colonización inglesa de Norteamérica.

Escudo de los Austrias

Expansión por el Atlántico y el Pacífico[ ]

Continuó con la expansión en tierras americanas e incluso se agregaron a la corona las islas Filipinas (Miguel López de Legazpi, 1565-1569), denominadas así en su honor.

Enlaces externos[ ]

Fuentes[ ]

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