Jarabo

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Conocido como José María Jarabo o simplemente como Jarabo, José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris fué uno de los asesinos más frío y despiadado no solo de la crónica negra de Madrid sino de España. Casi un año antes de que, mediante garrote vil el día 4 de julio de 1959 se le diera muerte en cumplimiento de las 4 sentencias de muerte que sobre sus espaldas habían caído, había asesinado a dos hombres y dos mujeres, una de ellas embarazada.

Realmente este final de Jarabo, casi podía ser esperado. Había nacido en Madrid en el seno de una buena familia, educado en buenos colegios de los Estados Unidos, cosmopolita y hombre de mundo Jarabo representaba también el prototipo de “crápula”, bebedor, jugador, toxicómano, mujeriego y sin escrúpulos. Mientras su familia estaba en Puerto Rico él dilapidaba la fortuna familiar en juergas, mujeres y drogas.

Corría el año 1958 y España comenzaba a remontar la posguerra pero para Jarabo los tiempos empezaban a ser difíciles, muy difíciles. Desde el año 1950 en el que había regresado a España había dilapidado unos 15 millones de pesetas. Escaso de dinero, con la amenaza familiar de regresar a España, lo que hubiese cercenado su forma de vida y con el chalet familiar de la calle de Arturo Soria hipotecado, los buenos tiempos empezaban a decaer. El dinero que su madre le manda desde el extranjero no le llega más que a la mitad del mes.

Pero todo se precipitó cuando una de sus amantes, casada y de nacionalidad inglesa le comenzó a apremiar para que le restituyese una joya de brillantes regalo de su marido y que esta le había entregado para que Jarabo la empeñase. En el empeño de la joya, en la casa de empeños Jusfer situada en la calle del Alcalde Sainz de Baranda número 19, Jarabo obtuvo 4.000 pesetas, un importe infinitamente menor del que la joya tenia en realidad. No obstante, restituir la joya, aún siendo importante, no era, probablemente lo más. Según el propio Jarabo confesaría, los prestamistas le pedían una autorización de la propietaria y este la entrego en una carta en la que, además, su amante le hacia declaraciones muy comprometedoras.

Sin dinero para recuperar lo empeñado, apremiado por su amante, las deudas y enfrentado a una situación limite, el sábado 19 de julio de 1958 Jarabo se encaminó a la vivienda de uno de los propietarios de la casa de empeños Emilio Fernández Diez en la calle de Lope de Rueda número 57. Su intención era recuperar ambos objetos en la creencia que podían estar en el domicilio de Emilio Fernández. Cuando llega a la vivienda le abre la criada Paulina Ramos Serrano de 26 años a quien en un descuido golpea con una plancha. La aturdida muchacha no tiene tiempo de recuperarse cuando Jarabo le clava un cuchillo en el corazón que la mata en el acto.

Con posterioridad llega a la vivienda Emilio Fernández a quien Jarabo asesina en el cuarto de baño de un tiro en la nuca que le causa la muerte instantáneamente. La tercera muerte se produce poco después. Amparo Alonso la esposa de Emilio Fernández muere de otro disparo en la nuca en su propia alcoba. Esta muerte es doble ya que Amparo estaba embarazada.

Jarabo repara en que ha matado a tres personas y que, por mucho que busque en la vivienda, no esta ni la carta ni la joya que intenta recuperar. Aún así se cambia de camisa, dispone la vivienda y los cadáveres de tal forma que den la impresión de un crimen de índole sexual y decide pasar la noche en la casa durmiendo sin mayor problema. Su situación es desesperada y solo le queda una carta. El domingo por la mañana se encamina al cine Carretas, un cine de sesión continua, y luego pasa la tarde descansando en la pensión donde reside. Tiene que esperar al lunes para intentar su última jugada con el socio de Emilio Fernández, Felix López Robledo.

Justo en el momento en que Felix López Robledo quiere entrar en la casa de empeños que dirige, Jarabo ya esta allí. Sin darle tiempo a nada, Jarabo le dispara 2 tiros en la nuca matándole en el acto. Entra en la tienda y lo registra absolutamente todo sin encontrar ni la joya ni la carta. La suerte estaba echada diría con posterioridad. Todo estaba ya decidido ese 21 de julio de 1958.

Aún así lleva el traje ensangrentado a una tintorería del número 49 de la calle de Orense cometiendo un nuevo y fatal error. Esta dejando demasiadas pistas y eso supondrá su perdición. En la mañana del día 22 de julio cuando va a recoger el traje ya limpio le espera la policía para detenerle. Se habían descubierto los cadáveres de los asesinados y el propietario de la tintorería había informado a la policía del encargo que le había hecho Jarabo.

El cuádruple crimen, la brutalidad con la que se ha cometido, y las circunstancias personales de Jarabo impactan a la sociedad española. La condena a 4 penas de muerte es entendida como justa en la España de la época y se lleva a cabo mediante garrote vil el día 4 de julio de 1959. Jarabo ostenta el dudoso honor de ser el último ajusticiado mediante garrote vil en España.