Leyenda de la calle de la Cueva

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Según la tradición, el nombre de la calle de la Cueva (actual calle del Marqués de Leganés) se debía a una cueva que pertenecía a la Justa. Puede ser que la cueva fuera confundida con el pozo que pertenecía a una mujer llamada Justa. Otra versión cuenta que debajo del jardín de Alonso de Peralta había una mina, donde se oían gritos lastimosos por las noches, hasta el punto de infundir miedo a los que se acercaban allí. Como se supusieron que eran los lamentos de algún alma en pena, se mandaron decir unas misas en el cercano convento de San Bernardo. Entonces doña Munia Ximénez, que acababa de fallecer, se apareció a uno de los frailes y le reveló que era su hija pequeña la que estaba en el fondo de la mina. La niña era hija a su vez de don Gonzalo de Pico, Comendador de la Orden de Alcántara, quien había sido asesinado unos meses atrás, cerca del portillo de Santo Domingo y de quien se decía que tenía oculto un tesoro en la mina. Por este motivo, un pariente suyo bajó en secreto a buscar el citado tesoro acompañado de la hija del comendador, que sabía el paradero del mismo, pero a la salida se hundió parte de la mina y sepultó a la niña. Gracias a las revelaciones de su madre se pudo encontrar su cadáver, siendo enterrada junto a sus padres.


Este artículo incorpora material del Diccionario Enciclopédico de Madrid, de María Isabel Gea, publicado por Ediciones La Librería, autorizada su inclusión en Madripedia bajo licencia Reconocimento-CompartirIgual