Leyenda de la casa de los Gatos
Es la misma casa de la leyenda de la cruz de palo. En ella vivieron dos ancianas cuya única compañía se la proporcionaban los numerosos gatos abandonados que ellas iban recogiendo de la calle. Las mujeres alimentaban y cuidaban a los felinos con cariño. El edificio pasó a ser conocido entre los madrileños como la "casa de los Gatos" aunque ha tenido otros nombres. Cuando los vecinos vieron que pasaban los días y que no habían visto a las ancianas y que de la casa salía un olor nauseabundo decidieron dar parte a la Justicia. Un alguacil abrió la puerta de una patada y encontró a las dos ancianas muertas en la cama, en avanzado estado de putrefacción y parcialmente devoradas por los felinos que, hambrientos y después de varios días de no tener nada que echarse a la boca, se las comieron. La casa se derribó en 1972 y en su solar, Salvador Pérez Arroyo construyó en 1991 una plaza elevada con una cascada sobre un aparcamiento subterráneo.