Nicolás Salmerón
Nicolás Salmerón Alonso (Alhama de Almería (Almería), 10 de abril de 1837 – Pau, Francia, 20 de septiembre de 1908) fue un político y filósofo español. Fue Presidente de la Primera República española durante mes y medio en 1873.
De padre médico y liberal y hermano jurista, su familia se trasladó a Alhama desde Torrejón de Ardoz, probablemente hacia 1832 a causa de las persecuciones por parte de los absolutistas en los últimos años del reinado de Fernando VII.
Salmerón comenzó los estudios de bachillerato en Almería en 1846 donde obtuvo el título de Bachiller en Bellas Artes. Con posterioridad curso los estudios de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Granada donde trabó amistad de por vida con Francisco Giner de los Ríos y Julián Sanz del Río. En 1859 fue nombrado profesor auxiliar de filosofía del Instituto San Isidro de Madrid, y en 1860, también como auxiliar, obtiene plaza en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. En 1864, tras obtener el doctorado, ganó la Cátedra de Historia Universal en la Universidad de Oviedo, aunque jamás ocupó la plaza permaneciendo en la Central de Madrid hasta que, por fin, en 1866, obtiene la Cátedra de Metafísica en la misma.
Desde bien joven conoció el krausismo que le influyó decisivamente en su vida posterior hasta que evolucionó hacia el positivismo. Afiliado al Partido Democrático, publicó diversos artículos políticos en los diarios La Discusión y La Democracia, siendo detenido durante el reinado de Isabel II el 13 de julio de 1867 por sus ideas políticas junto a Pi i Margall entre otros, permaneciendo cinco meses preso.
Con la Revolución de 1868 se traslada a Madrid, donde es repuesto de la Cátedra de la que había sido separado a principios de año, donde participa en las Juntas revolucionarias. En 1869 se presenta a Diputado por la provincia de Almería pero es derrotado. En 1871 es elegido Diputado a las Cortes Generales por la provincia de Badajoz. Partidario del republicanismo, fue defensor de un modelo unitario frente a la tesis federalistas y un activo luchador del Sexenio Democrático. Su conocida posición en defensa de la extensión de la democracia le llevaría a defender en 1871 la legalidad, dentro de la Constitución de 1869 de la Primera Internacional y el derecho de los obreros a asociarse libremente.
Con la llegada de la República, fue Ministro de Gracia y Justicia del gabinete de Estanislao Figueras y el 13 de junio elegido Presidente de las Cortes Generales. Posteriormente fue elegido Presidente del Poder Ejecutivo durante un breve lapso de tiempo (del 18 de julio al 7 de septiembre de 1873). La situación de todo el periodo era especialmente crítica lo que le llevó a no poder controlar las sublevaciones cantonalistas que proliferaban por España. Sus problemas con el Ejército no fueron menores en esa corta Presidencia y su negativa a firmar distinas condenas a muerte le obligaron a dimitir. Dos días después de abandonar su puesto fue elegido Presidente del Congreso de los Diputados. Los enfrentamientos con su sucesor, Emilio Castelar, coadyuvaron involuntariamente al golpe de estado del general Pavía que, con el de Arsenio Martínez-Campos el 29 de diciembre de 1874 daría lugar al fin de la primera experiencia republicana.
En 1874 regresa a su cátedra de Metafísica pero con la Restauración borbónica se le privará de la plaza el 17 de julio de 1875 en un amplio proceso de depuración universitaria. Aunque trató de mantener un despacho de abogados en Madrid, la situación le obligó al exilio en París donde junto a Manuel Ruiz Zorrilla fundará el Partido Republicano Progresista. No volvió a España hasta 1885, tras la amnistía de Práxedes Mateo Sagasta de 1881, y pudo recuperar su cátedra. Fue de nuevo Diputado en 1886 y después ininterrumpidamente desde 1893 a 1907. En este tiempo mantiene una clara vocación política republicana y en palabras de Claudio Sánchez Albornoz se convertirá en "la sombra de la República que un día habrá de llegar". Su incesante actividad le lleva a fundar el periódico La Justicia, integrarse en el partido Unión Republicana (antes había sido elegido por el Partido Progresista) y modificar sus primeras convicciones unitarias por un apoyo al catalanismo moderado, ingresando en Solidaridad Catalana.
Falleció en Pau, Francia, el 20 de septiembre de 1908, mientras se encontraba de vacaciones. En 1915 se trasladaron sus restos al monumento funerario levantado en el cementerio civil de Madrid, a la derecha del mausoleo de Francisco Pi Margall, su predecesor en la presidencia de la primera república española. En su epitafio aparece una glosa realizada por Georges Clemenceau (primer ministro francés de 1907 a 1912), y se recuerda que «dejó el poder por no firmar una sentencia de muerte».
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Bibliografía[ ]
- Ruíz Cortés, F., y Sánchez Cobos, F., Diccionario Biográfico de Personajes Históricos del Siglo XIX Español. Madrid, 1998.
Fuentes[ ]
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