Oposición al franquismo. La Universidad y los sucesos de 1956
La depuración de la Universidad tras el fin de la Guerra Civil pretendió extirpar de raíz todo el pensamiento liberal que había alentado la Institución Libre de Enseñanza. La Ley de Ordenación Universitaria de 1943 era explícita al respecto. En aquellos años el encuadramiento ideológico de la Universidad era la norma. La muerte de Ortega y Gasset el 18 de octubre de 1955 fue motivo para la organización de un homenaje al filósofo liberal español por parte de un grupo de universitarios, mientras estaba en marcha un Congreso Universitario de Escritores Jóvenes, con la aquiescencia del rector de la Complutense, Pedro Laín Entralgo. El congreso fue finalmente prohibido.
El 1 de febrero de 1956 era repartido un manifiesto llamando a un Congreso Nacional de Estudiantes, tras el que estaban Javier Pradera, Enrique Múgica y Ramón Tamames, era un intento de romper el SEU. El fracaso de las candidaturas oficiales del SEU en las elecciones estudiantiles desencadenó los acontecimientos. Jesús Gay, jefe del SEU suspendió las elecciones el 7 de febrero, por lo que fue expulsado por los estudiantes, que salieron en manifestación, por primera vez desde la Guerra Civil, hacia el Ministerio de Educación. Al día siguiente fue asaltada la Facultad por los falangistas. El día 9 los estudiantes salieron en manifestación por la calle San Bernardo, encontrándose con los falangistas en la calle Alberto Aguilera, los enfrentamientos se saldaron con un joven falangista herido. La tensión se disparó, mientras sectores falangistas exigían venganza. Ese mismo día fueron detenidos Miguel Sánchez Mazas, Dionisio Ridruejo, Ramón Tamames, Enrique Múgica, Javier Pradera, Jose María Ruiz Gallardón y Gabriel Elorriaga. El 10 de febrero la Universidad Complutense era cerrada. Pedro Laín Entralgo dimitió como rector y el 12 de febrero era cesado el decano de Derecho, Torres López. El 16 de febrero Franco cesó a Ruiz-Jiménez como ministro de Educación y a Fernández Cuesta de la Secretaría General del Movimiento. Con ello la Universidad fue definitivamente perdida por el franquismo, el SEU quedó desarticulado y la contestación universitaria fue una constante en los años sesenta y setenta, hasta la muerte del dictador y el restablecimiento de la democracia. Fue todo un síntoma, el proceso de deslegitimación de la dictadura había comenzado entre los hijos de las emergentes clases medias. Los tiempos del silencio empezaban a mutarse en los tiempos de la protesta, las calles de Madrid vivirían la permanente revuelta estudiantil, sobre todo en las inmediaciones de la Ciudad Universitaria.
Fuente de la primera versión: Artículo de la Madrid Siglo XX. Enciclopedia, autor Luis Enrique Otero Carvajal