Pedro (1595/96-1677) y José de la Torre (+1661)
Son dos hermanos de origen Segoviano. Activos en la primera mitad del siglo XVII, en Madrid estableció su residencia e intervino en algunos edificios religiosos particularmente los retablos de la iglesia del Convento de San Plácido, donde muestran su gran capacidad para la ornamentación de carácter arquitectónico. Además pasan por ser los introductores del Camarín en el altar mayor: también en esta iglesia del Convento de San Plácido se conserva de éllos un excelente ejemplar de camarín. De su arte queda constancia también en la iglesia del Buen Suceso, a cuya autoría corresponde el retablo mayor. A petición de Lorenzo Fernández de Salazar, arquitecto de la catedral de Toledo, finalizó los trabajo del Ochavo del este edificio.
Para mejor evaluar estos conjuntos hechos en madera conviene no olvidar que buena parte de los de esta época han desaparecido consumidos por el fuego de las velas o por las termitas, por lo cual estas piezas tienen además de su valor artístico intrínseco un especial valor histórico.