Pozo de San Isidro
Se halla en el Museo de San Isidro. Se dice que fue uno de los que abrió el santo patrón. Se cuenta que un día, Illán, hijo de San Isidro y de Santa María de la Cabeza, que era entonces un niño pequeño, se cayó accidentalmente al pozo. Cuando llegó Isidro de trabajar encontró a María llorando desconsoladamente junto al pozo por la pérdida de su hijo. Los dos se pusieron a rezar y las aguas subieron hasta que el niño apareció sano y salvo.
El pozo tiene una profundidad de unos 27 metros más unos 3 de agua potable. Tras permanecer muchos años a ras del suelo y tapado con unas uralitas y unos maderos en medio del solar del derruido palacio de los condes de Paredes, finalmente ha sido restaurado con un nuevo brocal y expuesto en el interior del Museo de San Isidro, que abrió sus puertas en 1994. Hasta su restauración el pozo tan sólo podía ser visitado el día de la festividad de San Isidro.
Existe otro pozo de San Isidro en la iglesia de Santa María la Antigua, de Carabanchel.