Pozo de Santo Domingo
Fue abierto y bendecido por el propio Santo Domingo de Guzmán para uso de las monjas y se decía que su agua era milagrosa para curar enfermedades, en particular las fiebres. Se hallaba en el centro de un pequeño claustro y en la actualidad se halla en el patio interior del inmueble número 3 de la calle de Campomanes.
El pozo tiene 13 metros de profundidad y el brocal data de 1840, sustituyendo al anterior, destruido durante la guerra de la Independencia. La marquesa de Mata Florida que profesó en el convento, mandó levantar una casita ochavada para preservar el pozo, en cuyo interior se leían unos versos que decían:
«Este licor saludable,
Como prueba la experiencia,
remedia toda dolencia
Con eficacia admirable,
aliviando al miserable,
que suele estar en un grito,
con sólo invocar contrito
y humilde de corazón
la piadosa intercesión
de Nuestro Padre bendito».
El acceso al interior del patio para ver el pozo está prohibido al público por hallarse en una finca particular.