Puente de Toledo
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El Puente de Toledo es de estilo barroco (churrigueresco) y fue construido entre los años 1719 y 1732 por el arquitecto Pedro de Ribera. Une ambas riberas del río Manzanares, enlazando las glorietas de Pirámides en la la orilla este, con la glorieta del Marqués de Vadillo, en la orilla oeste.
Historia[ ]
El origen de esta construcción data del siglo XVII, cuando Felipe IV proyectó enlazar la Villa de Madrid con el camino de Toledo por medio de un puente sobre el río Manzanares. El primer proyecto fue concebido por Juan Gómez de Mora y construido por José Villareal entre 1649 y 1660, y era conocido con el nombre de Puente Toledana. Sin embargo, una crecida del río lo destruyó poco después, obligando a proyectar uno nuevo en 1671.
En 1680, recién terminado el nuevo puente, otra riada lo volvió a destruir. En esta ocasión los encargados de su reconstrucción fueron José del Olmo, que realizo el diseño en 1682 y José de Arroyo. Las líneas básicas de este proyecto fueron mantenidas por Teodoro Ardemans cuando se hizo cargo de las obras en 1684.
Pedro de Ribera fue encargado de realizar el puente actual en el año 1715. Sin embargo, no se retomó el proyecto hasta 1718, cuando el corregidor Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, Marqués de Vadillo, se propuso terminar la obra. Estas comenzaron en 1719 y concluyeron en 1732.
El puente[ ]
El puente, construido con sillares de granito, se compone de una parte central formada por nueve arcos de medio punto con sólidos contrafuertes y tambores que se rematan en balconcillos. El tablero tiene un ancho de 4'95 metros. En la zona central se encuentran dos hornacinas o templetes adornadas con elementos churriguerescos y que contienen las estatuas en piedra caliza de los patrones, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, realizadas en 1735 por el escultor Juan Ron.
En cada extremo del tablero se extienden sendas rampas que enlazan con cada una de las orillas. En el lateral correspondiente a la glorieta de Pirámides otras dos rampas, transversales al puente, daban antiguamente acceso a los lavaderos y huertas situados en la orilla del río. Llamativos son también los obeliscos que incluyó Ribera en el conjunto, en ambos extremos, así como dos fuentes en la parte más cercana al centro de la ciudad.
Problemas posteriores[ ]
En el siglo XX comenzó a pensarse en la protección del monumento, que por el paso de los años y el tráfico soportado, comenzaba a dar muestras de deterioro. En 1952 Carlos Fernández Casado, ingeniero de Caminos y una de las mayores autoridades españolas en puentes, elaboró un anteproyecto de construcción de dos puentes a ambos lados del de Toledo para desviar por ellos el trafico rodado y mejorar su conservación:
"No cabe tocar el puente de Toledo. Es preciso dejarlo en su acabada perfección. Precisamente ahora que la nueva canalización va a remediar el desafuero de la antigua, desenterrando sus pilares, construir un puente paralelo para servir el puente actual, proporcionaría la distancia precisa para contemplarlo en su total desarrollo. Pero la solución más adecuada sería construir dos, uno para cada dirección, aguas arriba y aguas abajo del actual. De este modo se conservaría el eje tradicional y se daría cumplido remate a la fisonomía urbana radical de esta zona"
En 1956 el puente es declarado Monumento Nacional. En 1972, dentro del proyecto de construcción de la autovía de cirunvalación M-30, se iniciaron las obras de los dos puentes laterales que permitieron liberar al puente de Toledo de la carga de tráfico que soportaba. Con la canalización del río se mejoró también la fisonomía de los arcos. No osbtante, la autopista discurría paralela a ambos lados del río pasando bajo los arcos del puente y dejó marcado tanto su entorno como el de todo el río Manzanares.
En un informe realizado en los años 80 por Patrimonio Histórico del Ayuntamiento (con la colaboración de Carlos Fernandez Casado) con motivo del Plan de Saneamiento Integral, se detectó que las pilas habían sufrido modificaciones precisamente a raíz de las obras anteriores y se hizo un Estudio de Recalce y Consolidación:
"se apreciaba una falta de sensibilidad del perfil genuino del valle natural, al haber enterrado y escalonado las pilas para la formación de laderas de rellenos, con el trazado de la M-30 y los muros de contención del río para las obras de canalización"
En 1992 es declarado Bien de Interés Cultural. En los años siguientes, siendo alcalde José María Álvarez del Manzano, es sometido a obras de restauración patrocinadas por la Fundación Caja Madrid que son concluídas, según figura en una placa, el 17 de noviembre de 1997.
En 2007, no sin fuerte polémica, concluyó el proceso de soterramiento de la M-30 con, entre otros, el objetivo de recuperar toda la ribera del río para el uso y disfrute de los peatones. En el transcurso de estas obras se descubrieron restos arqueológicos de lo que parecen ser seis pilas con el arranque de los arcos, de los que solo quedan dos, del antiguo puente de Toledo. Están situadas aguas abajo del actual, a una cota de ocho metros por debajo de la actual carretera, y se estudia mantenerlas en el mismo lugar una vez restauradas, así como el ajardinamiento de toda la zona bajo el puente.
Enlaces externos[ ]
- Ficha técnica del Puente de Toledo (en inglés)
- ¿Qué están haciendo con el puente de Toledo? Artículo de Féliz Arias, Óscar Iglesias y Pedro Santín crítico con el impacto sobre el puente de las obras de soterramiento de la M-30
Fuentes[ ]
- El contenido de este artículo incorpora material de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia GFDL.