Quinta de Miraflores
La antigua Quinta de Miraflores se encontraba donde actualmente se encuentra el Parque Quinta de la Fuente del Berro.
Su origen tiene lugar en una finca situada junto al arroyo Abroñigal, arroyo del que se tienen noticias desde el siglo XVII. Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frías y conde de Haro (condestable de Castilla y León) compró diversas tierras con el fin de formar una quinta que se llamaría de Miraflores, de Frías o Huerta del Condestable. En diciembre de 1630, Felipe IV adquirió por 32.000 ducados la mencionada finca, que contenía una casa con jardines, huertas, tierras de labor, viñas y frondosas arboledas compuestas de gran cantidad de árboles frutales, cipreses, álamos y moreras, que gracias al arroyo Abroñigal era extraordinariamente rica en aguas, que se aprovechaban para sus fuentes y estanques.
La finca fue cedida en 1640 a unos monjes benedictinos castellanos expulsados del monasterio de Montserrat por motivo del levantamiento contra el poder real, si bien la corona se reservó el derecho de utilización del agua que se transportaba a palacio a lomos de burros.
En 1703 fue comprada por María Trimiño Vázquez de Coronado, Adelantada de Costa Rica quien realizó mejoras en las conducciones de agua y de riego fundamentalmente para el riego de las huertas. Años más tarde la legó a la Obra Pía de los Padres Mercedarios Calzados, si bien la corona seguían reservándose el derecho sobre sus aguas y el mantenimiento de la fuente, Carlos III mandó proteger la fuente con una casilla, con lo que empezó a denominarse fuente del Rey. El agua de la Fuente del Berro fue considerada como la de mejor calidad de todo Madrid.
Martín Estenoz adquiere la finca en mayo de 1800, salvo la casa y la fuente del Rey, y comienza a levantar la tapia de la finca, cuyo perímetro será el definitivo. A mediados del siglo XIX parece ser que el propietario era un tal Ramírez.
Sobre 1900 se transforma en los Nuevos Campos Elíseos