Universidades

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Con seis universidades públicas y seis privadas, y cerca de 250.000 alumnos en el curso 2000-2001 (más del 85% matriculados en las primeras), la Comunidad de Madrid ocupa, sin ninguna duda, un lugar destacado en el panorama nacional de estudios superiores.

Las características de la ciudad, la evolución de las ideas acerca de cómo deben ser los espacios construidos destinados a la Universidad, los cambios políticos y de las políticas universitarias, pero, sobre todo, la necesidad de dar respuesta a un incremento de la demanda, acelerado a partir de los altos sesenta, explican un proceso de implantación universitaria desigual en el tiempo y en el espacio. En la actualidad, la multitud de escuelas y facultades dispersas por la ciudad y los mas de veinte campus que salpican la región dibujan el mapa universitario madrileño.

El panorama era bien distinto a comienzos del siglo XX: entonces sólo la universidad (actual Complutense), trasladada desde Alcalá de Henares en 1836 para dotar a la capital del Estado de una función de la que carecía hasta entonces, estaba presente. Con su sede central en San Bemardo, y centros distribuidos por la ciudad, la Universidad Central, tal y como se la denomin6 desde su traslado, fue creciendo de forma pausada durante el primer cuarto del siglo XX; la Ciudad Universitaria, proyectada en 1929 e inspirada en el modelo de campus americano, resuelve el aumento de las necesidades de espacio hasta los altos sesenta. Por otra parte, la agrupación de las escuelas técnicas que se habían ido creando desde mediados del siglo XIX en el Instituto Politécnico de Madrid en 1966, convertido en universidad en 1971, contribuye a consolidar la función universitaria de la capital.

Este modelo concentrado —solo dos universidades y casi todos sus centros en la Universitaria— se quiebra a finales de los sesenta, coincidiendo con la necesidad de dar respuesta al crecimiento explosivo de la demanda, como consecuencia de la progresiva generaliza de los estudios universitarios y de los rasgos de la estructura demográfica de entonces. El explicito interés del régimen por renovar el sistema educativo y resolver el problema de escasez de plazas, especialmente grave en las grandes ciudades, se traduce en el decreto de reestructuración universitaria de 1968 por el que se crean las denominadas universidades autónomas. El campus de Cantoblanco de la Universidad Autónoma de Madrid —situado quince kilómetros al norte de la capital— fue el pionero de esta nueva generación de recintos universitarios, e inauguró un sistema de localización periférica inédito hasta entonces en España. A pesar de los inconvenientes iniciales, derivados de su ubicación en un ámbito lejano, poco urbanizado y de difícil accesibilidad, con el Paso del tiempo, merced al desarrollo de las comunicaciones y al crecimiento del sector septentrional del área metropolitana, su relación con el entorno urbano inmediato y con la propia ciudad de Madrid ha mejorado sustancialmente. La implantación aislada y segregada del núcleo urbano sera la elegida también, inicialmente, por la Universidad de Alcalá, fundada en 1977, y por la ampliación de la Complutense con la construcción de un segundo campus, el de Somosaguas.

Cuando en 1983 se aprueba la Ley de Reforma Universitaria, los matriculados en universidades madrileñas se acercan a 171.000, frente a los 97.000 con los que se inicia la década de los setenta, y el crecimiento de la demanda parece imparable. En un contexto de intenso desarrollo metropolitano, con claros desequilibrios territoriales en lo que a equipamientos se refiere, se plantean las dos últimas universidades públicas fundadas en la provincia: la Carlos de 1989, con campus en Getafe, Leganes y Colmenarejo, y la Rey Juan Carlos, de 1996, con centros en Vicalvaro, Alcorcón, Móstoles y Fuenlabrada. Ademes, la citada reforma y la ley de reconocimiento de centros universitarios de 1991 tuvieron especial repercusión en Madrid; las cinco universidades privadas reconocidas en los altos noventa (San Pablo-CEU y Alfonso X el Sabio en 1993, Antonio Nebrija y Europea-CEES en 1995 y Camilo José Cela en 1999) se suman a la Pontificia de Comillas, trasladada de Santander a Madrid en 1968. Con recintos de menores dimensiones que las públicas, la mayoría opta por la localización en campus aislados en municipios del sector noroeste del área metropolitana (Boadilla del Monte, Villanueva del Pardillo, Villanueva de la Cañada, Villaviciosa de Odón y Hoyo de Manzanares), si bien algunas mantienen buena parte de sus instalaciones en el centro de Madrid.

El incremento de la demanda se mantiene hasta 1996, curso en el que los matriculados en universidades madrileñas ascienden a 257.000, lo que parece justificar la dinámica de creación de nuevos centros en la última etapa. No obstante, a partir de entonces el retroceso de la matricula es claro alto tras alto, tendencia que no puede considerarse una sorpresa si tenemos en cuenta que responde a la llegada a edad universitaria de genera-clones menos numerosas por la acusada caída de la natalidad desde mediados de los años sesenta.

Quizá es el momento de reflexionar acerca del complejo mapa universitario madrileño, de pensar en racionalizar la oferta, en mejorar su calidad, ahora que no hay urgencia por la cantidad, y de conseguir una mayor relación de la Universidad con el desarrollo social y económico. En este sentido, el Parque Científico de Madrid, vinculado a la Universidad Autónoma y actualmente en ejecución en el campus de Cantoblanco, es una acertada apuesta para favorecer el intercambio entre la investigación y las ideas procedentes del ámbito académico y el sector productivo.

Referencia[ ]

  • SÁEZ POMBO, Ester. Universidades, en Enciclopedia Madrid S.XX


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