Victoria Kent

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Victoria Kent (Málaga, 1892-Nueva York, 1987) pertenece a ese grupo de mujeres universitarias españolas de los años veinte vinculadas a la Residencia de Señoritas, que dirigió María de Maeztu, fundada en Madrid en 1915, con el talante de la Institución Libre de Enseñanza.

De ascendencia inglesa, cuando llega a Madrid a estudiar Derecho, ha obtenido el título de Magisterio en la escuela normal de su tierra andaluza, a la que siempre se sentirá vinculada. En 1924, obtiene el doctorado, mientras tanto se ocupa de la biblioteca de la Residencia. Terminados sus estudios se siente más atraída por los temas docentes que por la abogacía. Colabora con María de Maeztu en la elaboración del nuevo plan de enseñanza secundaria del Instituto-Escuela de la Junta de Ampliación de Estudios e interviene activamente en la fundación del Lyceum Club Femenino en 1926, del que será vicepresidenta, junto a la presidencia que regenta María de Maeztu.

El prestigio de Victoria Kent, como abogada, se cimentó con su intervención en el Consejo Supremo de Guerra, que juzgó al Comité Revolucionario Republicano el 21 de marzo de 1931. Kent asumió la defensa de Álvaro de Albornoz, uno de los encausados. Era la primera vez en el mundo que una mujer informaba ante un Consejo de Guerra. El 18 de abril, cuatro días más tarde de proclamarse la República, Niceto Alcalá Zamora le ofrecía a Victoria Kent el cargo de directora general de Prisiones. La reforma penitenciaria que de inmediato llevó a cabo alcanzó perfiles inéditos en España y en Europa, en el aspecto cultural y humano, al promover la inserción social de los presos. Los países nórdicos, tenidos por modélicos en la materia, tardarían veintitantos años en emprender semejantes medidas. Su acción humanitaria llegó a las capas más modestas de la sociedad, popularizando su nombre, el chotis Pichi, de la revista Las Leandras.

En las elecciones de junio de 1931, presentó su candidatura por el Partido Radical-Socialista, obteniendo acta de diputada por Madrid. El 30 de septiembre y el 1 de octubre en las deliberaciones del voto a la mujer, se enfrenta a Clara Campoamor, la otra diputada de la Cámara, partidaria del sufragio opuesto al criterio de Kent, que temía la influencia clerical que pesaba sobre la mujer. Afortunadamente triunfó la tesis progresista de Campoamor por 161 votos frente a 121.

El alzamiento militar del 18 de julio lleva a Victoria Kent a los frentes de la sierra de Madrid, para aprovisionar a los milicianos de ropa y alimentos, que inspeccionaba acompañada por militares. Desde los primeros días de la contienda evidencia que su gran preocupación son los niños. El Ministerio de Instrucción Pública le facilita la creación de refugios-guarderías escolares, donde los niños pudiesen recibir plena atención. En Valencia, el Gobierno la nombra primer secretario de la embajada de París, para la recepción de los niños refugiados. De abril a septiembre de 1939 Kent se encarga del rescate de refugiados españoles en los campos de concentración. Con la ocupación de Francia por los alemanes, el 14 de junio de 1940, Victoria Kent se refugia en la embajada de México, donde permanecerá cerca de un año. Hasta que la Cruz Roja le proporcionó un apartamento refugio en el bosque de Bolonia, donde vivió con la identidad falsa de Madame Duval. En esta reclusión escribió una obra de claros perfiles autobiográficos: Cuatro años en París (1940-1944). Es un libro tejido de sobresaltos, frío, hambre, desolación, temores por la presencia de sus compatriotas en la Resistencia, con la amenaza constante de ser descubierta por la Gestapo. En el otoño de 1944, con un grupo de refugiados a propuesta de Corpus Barga, colaboró en la creación de la Unión de Intelectuales Españoles. En 1948, Kent se va a la Universidad de México, donde imparte clases de Derecho Penal y crea la Escuela de Capacitación para el personal de prisiones. Dos años más tarde, las Naciones Unidas le piden su colaboración para trabajar en el tema penitenciario. En Nueva York funda la revista Ibérica por la Libertad, con ediciones en inglés y castellano. Este importante órgano de información en el exilio aparecerá durante veinte años, hasta la muerte del dictador.

En octubre de 1977 regresó a España, tras cerca de cuarenta años de exilio. Conservaba intacta una sonrisa tierna, el humanismo de sus empresas penitenciarias, su inteligencia, su ímpetu indomable y su acento andaluz, mantenido como rumoroso eco de su infancia malagueñas través de persecuciones y destierros. El 26 de septiembre de 1987, fallecía Victoria Kent, a los noventa años, en Nueva York, sin haber perdido la esencia de su vida: la lucha por la libertad individual y colectiva.

Referencia[ ]

RODRIGO, Antonina. Kent, Victoria, en Enciclopedia Madrid S.XX

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