Antonio Saura
De formación autodidacta, Antonio Saura (Huesca, 1930-Cuenca, 1998) se dio a conocer como pintor en las exposiciones que realizó, en 1951 y 1952, en la Galería Buchholz de Madrid. Organizó una exposición señera en 1953, titulada Arte fantástico, que reunía obra de diversos artistas, como Stubbing y Ángel Ferrant, y que anunciaba el dominio de nuevas tendencias en la capital española. Carlos Saura, hermano del pintor, participó en aquel evento como fotógrafo y presentó el trabajo de Antonio en una película de 1955 titulada Flamenco. Saura fundó, junto a Martín Chirino, Manolo Millares y otros, en 1957, el grupo El Paso en Madrid, cuyas actividades, que sirvieron como catalizador del lenguaje informalista en el arte español joven, se prolongarían hasta 1960.
A mediados de los años cincuenta realizó sus primeras Damas, en las que sólo empleaba pigmentos blancos y negros, y los primeros Autorretratos y Crucifixiones, a los que después se añadirían los Retratos imaginarios y otras series cuyos temas mantendría en el futuro y cuyas fórmulas expresivas revelaban sobradamente la madurez del artista. En 1958 ejecutó sus primeras litografías en el taller de Dimitri Papegeorgiu, en Madrid, que señalan el comienzo de una abundantísima obra gráfica, que contempla todas las técnicas. Son muchos los álbumes importantes, aunque conviene destacar los aguafuertes de Novisaurius (1968) y las series realizadas con el Grupo 15, de Madrid, en 1971 y 1972, como Le Chien de Goya. Entre 1968 y 1978 se dedicó exclusivamente al grabado y la obra sobre papel.
La proyección del artista en el extranjero empezó muy pronto con, por ejemplo, una presencia regular en la Galerie Stadler de París o la Pierre Matisse Gallery de Nueva York, y con la participación en las ediciones II y III de la Documenta de Kassel. También pasó largas estancias fuera de España, particularmente en París, donde publicaría varias series gráficas con Yves Rivière y Clot-Bramsen, y ciudad que le concedió, en 1995, el Grand Prix des Arts de la Ville. Una faceta distinta del trabajo de Saura es la que se manifiesta en sus realizaciones de decorados teatrales, como el de La casa de Bernarda Alba, en 1963, o el de Woyzeck, en 1985. Esta vertiente creativa queda muy próxima a su muy prolífica actividad como ilustrador de textos literarios.
La obra pictórica de Saura está fuertemente marcada por temas en los que abundó muy insistentemente, incluso a lo largo de décadas, como es el asunto Chien de Goya, el Portrait imaginaire de Goya, la Crucifixión u otros motivos a los que entregó el gesto dramático, severo y descarnado de su poética.
Referencia[ ]
- ARNALDO, Javier. Antonio Saura, en Enciclopedia Madrid S.XX
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