Bulevares (artículo)
Los bulevares por antonomasia de Madrid —Areneros, Carranza y Sagasta— corresponden al modelo de «los paseos centrales arbolados de una avenida o calle ancha» y fueron realizados por orden del alcalde Alberto Aguilera entre 1870 y 1901 para sustituir parte de la cerca del casco antiguo; comprendían un paseo central de 10 m arbolado con un plantío en marco de 8 x 5 m, dos calzadas de 8 m y dos aceras de 2 m. Un bulevar similar fue propuesto al Ayuntamiento en 1882 por los propietarios de suelo de la calle de Velázquez y su entorno, para que, en lugar de la sección proyectada en el Plan Castro, se ejecutara el «sistema» utilizado en los bulevares exteriores de París y de Bruselas, en las allées de Burdeos y Marsella, en la Rambla de Barcelona y en el paseo de Santa Engracia en Zaragoza. La sección propuesta comprendía un paseo central de 8 m con hilera de árboles a cada lado, dos calzadas de 8,5 m y dos aceras de 2,5 m, para disponer de un paseo ancho sin interrupciones.
Las secciones propuestas por Núñez Granés en 1910 para calles de 30 y 40 m también comprendían bulevares de características semejantes. La mayor parte de los bulevares de Madrid se ejecutaron en el primer tercio del siglo XX, en calles anchas del Ensanche, conforme se deduce de la Información sobre la Ciudad de 1929; entre ellos sobresalían el paseo de Ronda (5.180 x 40m), constituido por la avenida de la Reina Victoria y las calles de Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela y Doctor Esquerdo, hasta Alcalde Sainz de Baranda; el formado por la calle de Príncipe de Vergara y la avenida de Menéndez Pelayo (3.746 x 30 m); el de la calle de Velázquez (2.364 x 30 m); el formado por las calles de Marqués de Urquijo, Alberto Aguilera, Carranza y Sagasta (1.990 x 30 m); el de la calle de Juan Bravo (1.188 x 30 m); el formado por las rondas de Toledo y de Valencia (1.150 x 30 m); y los de las calles de María de Molina (954 x 30 m), Ibiza (778 x 30 m) y Alcalde Sainz de Baranda (729 x 30 m). El conjunto se completaba con dos pequeños bulevares situados en las calles de López de Hoyos (354 x 30 m), entre la calle de María de Molina y la glorieta de Ruiz de Alda, y de General Ibáñez de Ibero (220 x 30 m).
En la mayor parte de dichos bulevares el espacio central, que estaba interrumpido por glorietas y travesías de calles, se destinó a paseos estrechos, normalmente de 4 m, flanqueados por parterres, habitualmente de 3 m, en los que se situaban los plantíos.
En las colonias de hotelitos hay dos pequeños bulevares de menor anchura: el de la colonia Bellas Vistas (285 x 14 m) y el formado por la avenida de Pedro Mata y la calle de Stuyck (110 x 17 m), en la colonia Los Pinares.
Los planos parcelarios de los años cincuenta reflejan pequeños bulevares en la calle de Ferrocarril (387 x 40 m), paseo de Federico García Lorca (350 x 32 a 28 m) y en las calles de Peña Gorbea (213 x 37a32 m) y de Marcelino Santamaría (185 x 30 m). El paseo de Federico García Lorca tenía dos secciones: una con paseo de 3 m, parterres de 4,5 m, plantíos de 8 x 5 m, calzadas de 8 m y aceras de 2 m; y otra con paseo de 5 m, parterres de 2,5 m, plantíos de 8 x 5 m, calzadas de 6 m y aceras arboladas de 3 m. La calle de Peña Gorbea comprendía un parterre central de 2 m flanqueado por dos paseos de 7,5 a 5 m, dos parterres de 3 m arbolados con un plantío en marco de 19 a 14 x 6 m, dos calzadas de 5 m y dos aceras de 2 m.
La mayor parte de los bulevares descritos fueron suprimidos durante los años sesenta, para realizar la red arterial, excepto el de María de Molina que lo fue en los años cuarenta para realizar el acceso a Barajas. Actualmente, sólo subsisten dos tramos occidentales de la avenida de la Reina Victoria y los de las calles de Juan Bravo sin los tramos extremos, Ibiza (sin el transo occidental), Alcalde Sainz de Baranda, colonia Bellas Vistas, Stuyck y de la avenida de Pedro Mata; en el paseo de Federico García Lorca se ha suprimido una calzada y se ha unido el paseo central con la acera correspondiente; en Peña Gorbea se ha suprimido el parterre central, se han intercalado dos filas de árboles en el paseo y se ha peatonalizado una calzada.
Los planos de los años setenta reflejan bulevares en las calles de Añastro (448 x 30 m), Mauricio Legendre (225 x 36 m) y Duquesa de Castrejón (198 x 20 m). En los años ochenta y noventa se realizaron nuevos bulevares, entre los que destacan por su extensión: el de la avenida de Pablo Neruda (1.800 x 40 a 47 m), en Palomeras; el de la calle de Villablanca (1.260 x 37 m), en Vicálvaro; el formado por el tramo oriental de la calle del Doctor García Tapia y la carretera de Moratalaz a Vicálvaro (1.020 x 39 m); el de Indalecio Prieto (1.000 x 54 m) en Valdebernardo; el de la avenida de los Andes (1.000 x 50 m) en La Piovera; el de la Gran Vía de Hortaleza (950 x 40 m); el de José Prat (800 x 89 m), también en Valdebernardo; y el de la avenida de los Prunos (800 x 30 m), asimismo en La Piovera. En todos ellos se ha desnaturalizado algún atributo ambiental del bulevar, debido a que, en la banda central, alternan paseos, áreas estanciales y parterres que interrumpen su continuidad, a su excesiva anchura y exposición a la intemperie, a la falta de edificios que definan y protejan el entorno, a la ausencia de arboles que proporcionen sombra y a la proliferación de vegetación arbustiva que compartimenta el espacio.
Referencia[ ]
- MARTÍNEZ SARANDESES, José Martínez. Bulevares, en Enciclopedia Madrid S.XX
Este artículo reproduce el capítulo homónimo de la Enciclopedia Madrid Siglo XX, cuyo autor conserva el copyright.
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