Cerrillo de San Blas
Se conocía con este nombre la zona comprendida entre el Retiro, el paseo del Prado y el arroyo del Abroñigal. Hoy sólo queda el alto donde está enclavado el Observatorio Astronómico. Los arroyos que bajaban por la Castellana y la M-30 hicieron que este montículo cuaternario permaneciera aislado, por lo que su urbanización fue difícil y su conservación forestal muy buena. Sus árboles se utilizaron para construir el Palacio Real. La edificación comenzó en los años sesenta del siglo XIX. Al terminar el desmonte del cerrillo hubo que poner unas vallas para evitar el peligro que ofrecían los altos cortes que habían quedado en el terreno, visibles aún en el paseo de Reina Cristina, al pie del Instituto Isabel la Católica. Dado su emplazamiento alejado de la ciudad se convirtió en el lugar preferido por los hombres para celebrar los duelos de honor.