Ciencias Naturales
Como en otros muchos ámbitos, la condición capitalina de Madrid ha dado a las ciencias naturales un importante desarrollo institucional, que ha hecho de la ciudad el más importante foco de investigaciones geológicas, botánicas o zoológicas en la España del siglo XX. Los centros más destacados han sido el Museo Nacional de Ciencias Naturales y el Real Jardín Botánico. Tampoco puede olvidarse la investigación geológica y paleontológica, en parte básica y en parte aplicada, llevada a cabo por la decimonómica Comisión del Mapa Geológico de España, que, con sucesivos cambios de nombre y estructura, enlaza con el actual Instituto Tecnológico Geominero de España. Desde la sociedad civil diferentes agrupaciones científicas, con sede en Madrid pero ámbito a menudo nacional, han contribuido a la promoción de las ciencias naturales, siendo la decana la Sociedad Española e Historia Natural, fundada en 1871.
En la etapa anterior a 1936 destaca el liderazgo del zoólogo Ignacio Bolívar, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales y cabeza visible de los naturalistas españoles durante varias décadas. Junto a él trabajaron especialistas de alto nivel, como el geógrafo, geólogo, paleontólogo y prehistoriador Eduardo Hernández-Pacheco, el botánico José Cuatrecasas o el zoólogo Ángel Cabrera, entre muchos otros. Bolívar fue uno de los numerosos naturalistas que en 1939 abandonaron España como exiliados políticos.
La actividad científica se enfrentó a numerosas dificultades en la posguerra, que trajo por otro lado un énfasis en lo aplicado. Así, se fomentaron investigaciones de interés agrícola, entre ellas las relacionadas con la biología y la edafología, o ciencia del suelo. Un especialista en este último campo fue José María Albareda, poderoso secretario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en el que creó en 1942 un Instituto de Edafología, Ecología y Fisiología Vegetal, actualmente Centro de Ciencias Medioambientales.
Fuente de la primera versión: Artículo de la Madrid Siglo XX. Enciclopedia, autor Santos Casado de Otaola