Conde de Romanones
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Biografía[ ]
Hijo segundo de Ignacio de Figueroa y Mendieta y Ana de Torres y Romo, marqueses de Villamejor y de acaudalada familia con bienes raíces e importantes posesiones en Guadalajara y propietarios de las minas de La Unión (Murcia).
Licenciado en Derecho por la Universidad Central (1884) y doctor por la Universidad de Bolonia, a donde se trasladó con la idea de especializarse en Derecho político. No ejerció la abogacía dedicándose a la política y a los negocios.
Apoyado en en sus inicios por su suegro, el ilustre político y jurisconsulto Manuel Alonso Martínez, comenzó su actividad política como diputado por Guadalajara en las primeras Cortes de la Regencia de María Cristina (desde 1888 a 1936 se mantendría como diputado sin interrupción en su feudo caciquil de Guadalajara), pasó después a concejal del Ayuntamiento de Madrid, y poco después (1894) a alcalde de la ciudad. Su carrera política desde sus inicios estuvo siempre vinculada al Partido Liberal fundado por Práxedes Mateo Sagasta del que llegó a ser uno de sus principales líderes.
En 1903 fundó un periódico político de carácter personalista: el Diario Universal. Fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes con Sagasta (1901-1902), mandato en el que incorporó el sueldo de los maestros a los presupuestos estatales.
Con los gobiernos liberales de 1905-1906 fue ministro de Fomento (Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas), de Gracia y Justicia y de Gobernación. Contribuyó a la ascensión de José Canalejas a la jefatura del Partido Liberal, y como recompensa fue nombrado Ministro de Instrucción Pública (1909) y, más tarde, promovido a la presidencia del Congreso de los Diputados (1912).
Después del asesinato de Canalejas, tras el gobierno de Manuel García Prieto, convertido en jefe indiscutible de una de las principales facciones del Partido Liberal, fue encargado de formar Gobierno (1912-1913), y negoció con Francia el tratado de soberanía sobre Marruecos (1912), movido tanto por simpatías ideológicas como por intereses económicos en el Rif. Su actitud francófila durante la Primera Guerra Mundial chocó con la declaración de neutralidad del gobierno de Eduardo Dato y con las actitudes germanófilas de los conservadores. Al presidir un nuevo gobierno (1915-1917), dio un giro a la política exterior, decantándose por los aliados y enfrentándose a Alemania a raíz del incidente en el que buques españoles fueron torpedeados por submarinos alemanes, pero, incapaz de resolver los problemas sociales internos de España, y atacado por la prensa conservadora favorable a Alemania, acabó por presentar su dimisión.
Poco después volvió a participar en el gobierno de concentración nacional de Antonio Maura como Ministro de Instrucción y de Justicia, y en el gobierno de García Prieto como ministro de Estado (1918), e incluso fue encargado nuevamente de presidir un efímero gobierno (diciembre 1918), derribado por la agitación autonomista en Cataluña y por los conflictos obreros. Sería relevado en abril de 1919 después de firmar el 3 de abril de 1919 el llamado "Decreto de la jornada de ocho horas".
Ministro de Gracia y Justicia (1922-1923) en el gobierno de concentración liberal de García Prieto, pasó a ocupar la presidencia del Senado en 1923, cargo que ocupaba cuándo Primo de Rivera dio el golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923.
Durante la dictadura se mantuvo al margen de la política aunque conspiró en la Sanjuanada de 1926, por lo que Primo de Rivera le impuso de multa 500.000 pesetas, la cual, a pesar de ser una cantidad enorme para la época, no debió causar el más mínimo quebranto al riquísimo Conde de Romanones.
Caída la dictadura de Primo de Rivera (1930), aconsejó la formación del gobierno de Juan Bautista Aznar, en el que se integró como ministro de Estado, pero las elecciones de 1931 demostraron que la opción monárquica estaba agotada, y a la vista de los resultados, favorables a la República, aconsejó al rey Alfonso XIII que abandonara España. Romanones se entrevistó personalmente con Niceto Alcalá Zamora y el comité revolucionario pactando el traspaso pacífico de poder al Gobierno Provisional de la República sin intervención militar a cambio de garantizar la vida del rey y de su familia. Durante la Segunda República mantuvo su escaño en las Cortes por Guadalajara, pero su peso político fue insignificante, aunque intervino con decisión en defensa de la figura del rey Alfonso XIII en el exilio, y de su propia gestión.
No participó en la sublevación militar de 1936. La guerra civil le sorprendió en San Sebastián, entregado a los negocios y a empresas mineras de su propiedad, desde donde pasó a Francia con la ayuda del embajador francés. Regresó a la zona sublevada en 1937 pero nunca más volvió a actuar en la arena política y tras el conflicto se ocupó de completar sus memorias, de la presidencia de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de otras actividades relacionadas con las Academias de Historia y Jurisprudencia.
Casado con Casilda Alonso-Martínez y Martín, hija de Manuel Alonso Martínez, prohombre liberal amigo de Sagasta y propietario de un reconocido bufete en Madrid. Tuvo tres hijos y una única hija, Casilda de Figueroa, que fue duquesa consorte de Pastrana al contraer matrimonio con Rafael de Bustos. Su hijo José murió en combate en 1920 en la guerra de África.
Obra e ideología[ ]
Romanones fue un prolífico escritor. Escribió sus memorias durante la República. Obras suyas fueron Las Responsabilidades políticas del Antiguo Régimen, Breviario de Política Experimental, Biología de los Partidos Políticos, El régimen parlamentario y los gobiernos de gabinete, Observaciones y Recuerdos (1912-1921), Notas de mi vida (1929-1947), Los cuatro presidentes de la I República y varias biografías, entre ellas las de Baldomero Espartero, Amadeo de Saboya y María Cristina de Habsburgo-Lorena.
Fue además de fundador del Diario Universal, propietario de El Globo y colaborador de El Magisterio Español y de El Heraldo de Madrid.
El conde de Romanones representó el prototipo de político palaciego, maniobrero, de escasos escrúpulos y titular o valedor de poderosos intereses económicos. Gracias a ello y al cultivo de las influencias personales, su cacicazgo se extendió por varios lustros en la provincia de Guadalajara. Romanones fue elegido diputado de forma ininterrumpida desde 1886 hasta 1936, y amplió los beneficios de este control político incontestado a sus familiares más directos: sus hermanos Rodrigo, José y Gonzalo (fundador del Banco Español de Crédito) y sus hijos Carlos y Alvaro de Figueroa y Alonso-Martínez.
Entre los avances sociales que su gobierno aprobó se puede citar que en 1901 incorporó los sueldos de los maestros al presupuesto estatal y que el 3 de abril de 1919 firmó el decreto llamado "de la jornada de ocho horas".
Aunque católico, Romanones se consideraba enemigo de la intransigencia religiosa y de la influencia del clero y fue muy contestado por la Iglesia y sus altas autoridades (el Obispo de Tui, por ejemplo), sobre todo tras la promulgación de la Ley de Matrimonio Civil cuando formaba parte del Gabinete de Montero Ríos de 1905, en la que no se obligaba a los que se casaban a declarar su religión. Reanudó las relaciones con el Vaticano pero continuó manteniéndose partidario de la separación entre Iglesia y Estado y aunque firmó acuerdos muy favorables con la iglesia, era celoso partidario de que el poder religioso no pudiera influir sobre el poder civil en modo alguno (a través de la llamada "Ley del candado" de 1910).
Distinciones[ ]
Doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia, fue miembro de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, presidente del Ateneo madrileño y director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Obtuvo el título de conde de Romanones en 1893 y fue Grande de España desde 1911.
Curiosidades[ ]
Desde los nueve años, cuando cayó de un coche de caballos, sufrió de una cojera permanente. Esta minusvalía fue vista inmisericordemente por todos sus caricaturistas. Mantuvo a sus expensas durante muchos años un pabellón de asistencia para niños cojos a los que se les costeaban las prótesis necesarias.
En 1913 autorizó la venta al Museo de Berlín del Retablo de Monforte de Lemos, con la "Adoración de los Magos" de Hugo van der Goes.
Aparece nombrado en Luces de Bohemia, obra teatral de Ramón María del Valle-Inclán, como paradigma del hombre inmensamente rico.
Bibliografía[ ]
- Moreno Luzón, Javier (1988) Romanones, caciquismo y política liberal. Madrid, Alianza Editorial.
- Moreno Luzón, Javier (2000) "Romanones, cara y cruz de la Restauración". La Aventura de la Historia, nº 25, pp. 28-35.
- Padilla, Antonio (1970) "El Conde de Romanones". Historia y Vida, nº 23, pp. 8-9.
- Rivera de la Cruz, Marta (2004) "El Conde de Romanones", Grandes de España, pp. 251-265. Madrid: Aguilar.
Enlaces externos[ ]
Fuentes[ ]
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