Iglesia de los Jerónimos
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Su primitiva fundación estuvo junto al río Manzanares, probablemente en la parte baja del actual Parque del Oeste, en las cercanías de la glorieta de San Antonio de la Florida, en el llamado "paso viejo", que era un vado que había al otro lado del río, camino del Pardo. El monasterio lo fundó Enrique IV en honor a la justa o “paso honroso” que ganó don Beltrán de la Cueva. Fue habitado por siete frailes jerónimos procedentes del convento de Nuestra Señora de Guadalupe en 1464. Se llamó convento de Nuestra Señora del Paso. Pero al enfermar todos los monjes debido a la humedad que había por su proximidad al río, se decidió trasladar el convento al lugar donde hoy se encuentra la iglesia conocida como los Jerónimos, en el Prado, cambiando el nombre por el de convento de San Jerónimo el Real.
Subsisten la iglesia (1505) y el claustro (1625), en ruinas desde la guerra de la Independencia. La iglesia fue utilizada como cuartel de los franceses durante la citada guerra y tras la desamortización de Mendizábal se destinó sucesivamente a cuartel de Artillería, cuartel de Inválidos y hospital de Coléricos. En 1854 volvió el culto a la iglesia.
La iglesia es de estilo gótico, tiene una sóla nave y capillas entre los contrafuertes. Lo único que queda de la primitiva iglesia son las bóvedas. La apariencia actual se debe a la restauración que Enrique Repullés realizó en 1883. En esta iglesia se celebran desde Felipe II las juras de los Príncipes de Asturias. El claustro en ruinas fue desmontado en 2001 para ser incluido posteriormente dentro del llamado Cubo de Moneo. La ampliación del Museo del Prado ha sido realizada por el arquitecto Rafael Moneo y consiste en un cubo de ladrillo de 16.000 m2 que envuelve el claustro y alberga además salas de exposiciones temporales, talleres para restauraciones, oficinas de conservadores y almacenes.
