Desamortizaciones
Las desamortizaciones se llevaron a cabo para amortizar las deudas que tenía el país por diferentes motivos, sobre todo las diferentes guerras que provocaban el crecimiento de la deuda pública. La más estudiada ha sido la desamortización de Mendizábal (1835-1844), pero ha habido otras anteriores y posteriores, la de Carlos IV (1800-1808), José I (1808-1813), Trienio liberal (1820-1823), la citada de Mendizábal (1835-1844) y Madoz (1855 en adelante).
La desamortización de Carlos IV enajenó colegios, hospitales, cofradías, hospicios, casas de misericordia, de reclusión y expósitos, etc. relacionados con la Iglesia aunque en Madrid no se llevó a cabo.
Con las desamortizaciones de José I y de Mendizábal desaparecieron la mayoría de los conventos de Madrid, de gran valor histórico y artístico. La desamortización de José I sirvió para paliar las deudas de sostenimiento de la guerra de la Independencia. Hizo desaparecer los conventos de los Mostenses, San Bernardino, Santa Clara, Santa Catalina de Siena, Santa Ana, Pasión y las iglesias de San Martín, San Juan, San Miguel de los Octoes, San Ildefonso, San Gil y Santiago.
La desamortización de Mendizábal disolvió las órdenes religiosas poniendo a la venta todas sus propiedades. Con ello se pretendió amortizar las deudas que tenía el país debido a la guerra carlista, además se prohibió que hubiese conventos de menos de veinte religiosos y se limitó a uno sólo por orden dentro de una población. Aunque se vendieron muchos conventos, algunos fueron demolidos por falta de compradores. Se calcula que en Madrid se vendieron aproximadamente 540 fincas. De los treinta y cuatro conventos de religiosos, diez fueron demolidos construyéndose en su lugar edificios privados, públicos o plazas, doce fueron cedidos para otros usos, cinco vendidos a particulares y otros cinco fueron devueltos por derecho de reversión. En cuanto a los conventos de religiosas, del total de treinta y uno, dieciocho fueron conservados por las monjas, ocho derribados, dos se destinaron a otros usos y el resto fueron devueltos.
Con la desamortización de Mendizábal se derribaron dieciocho conventos y un noviciado: Merced, San Felipe el Real, Victoria, capuchinos de la Paciencia, San Basilio, Magdalena, San Felipe Neri, Baronesas, Ángeles, Constantinopla, monjas de Pinto, Recoletos, monjas de Vallecas, Caballero de Gracia, Santa Bárbara, Trinidad, Agonizantes de San Camilo, Portacoeli y el Noviciado de los Jesuitas.
Aparte, como consecuencia de la revolución de 1868 fueron derribados los conventos de Santo Domingo, San Martín, Santo Tomás, San Fernando (de mercedarias calzadas), Calatravas, San Hermenegildo, Santa Teresa y Maravillas, así como las iglesias de San Millán, Santa Cruz y Santa María.