Embajada de Alemania
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Ocupa el solar del derribado palacio del los duques de Santa Elena que se construyó en la antigua huerta de Loinaz. Lo único que queda de él es un pequeño pabellón, en la esquina de la calle de Zurbarán, y la verja que rodeaba la mansión y que ahora lo hace en torno al nuevo edificio de la embajada. Sobre el jardín se construyó el moderno edificio de la residencia del embajador, aunque la entrada a la embajada la tiene por otro edificio contiguo, situado en la calle de Fortuny. En su construcción se utilizaron materiales típicos alemanes como los granitos, las celosías y los materiales cerámicos, dando mucha importancia, sobre todo, al jardín exterior y a los patios ajardinados interiores. En la construcción se mantuvo la tipología de palacio con jardín característico del paseo, dejando el edificio destinado a oficinas, en la parte posterior.