Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat

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40°25′39.7″N 3°42′23.2″O / 40.427694, -3.706444

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Iglesia de Montserrat.jpg

La iglesia de Nuestra Señora de Montserrat está situada en la calle de San Bernardo 79.

Historia[ ]

Fue fundada por Felipe IV para dar acogida a los monjes castellanos que llegaban huyendo de la insurrección en Cataluña. El Monasterio de Monserrat era el principal centro benedictino de Cataluña aunque pertenecía a la jurisdicción castellana de Valladolid. Los monjes catalanes que estaban molestos con que su abad fuese casi siempre castellano, aprovecharon la insurrección para expulsar con violencia a los monjes castellanos.[1]

Las obras de la iglesia no comenzarían hasta 1668, reinando ya Carlos II, bajo la dirección de Sebastián Herrera Barnuevo. La fachada está inspirada en la de la iglesia del Gesú de Vignola y es considerada como la más compleja y elaborada del Barroco local.[2]

Para salvar el desnivel de la calle, Herrera coloca sobre un alto basamento tres cuerpos estrechos con cuerpos mayores y menores presionados entre sí. Las pilastras son de estilo dórico, desdoblándose con frecuencia. Tras el fallecimiento de Herrera en 1671, Gaspar de la Peña seguiría con las obras sin llegar a terminar el prebisterio ni la fachada principal. Las obras serían abandonadas hasta 1716 que las retoma Pedro de Ribera al inicio de su carrera. Ribera respetó la fachada inicial aunque redecoró la puerta y los ventanales. Puede verse la diferencia entre los ventanales de Herrera y los de Ribera cotejando el ventanal clásico del ático central con el resto, adornados con copetes, veneras y otros elementos riberescos.

Al no existir los planos iniciales, se desconoce si las dos torres que en principio estaban contempladas, se debían a Herrera. Sea como fuere, finalmente una única torre fue levantada y rematada con singular chapitel, dando al conjunto la personalidad y armonía suficientes como para entrar en la historia de la arquitectura madrileña. En su parte superior se abren en cada cara sendos ventanales de medio punto flanqueados por llamativos estípites. El tejado de pizarra se corona con una arandela, una caperuza con un decorativo bulbo y el mencionado chapitel, terminado por una bola del mundo con una cruz.

La Desamortización de Mendizábal de 1836 suprimió las órdenes masculinas y la iglesia se convirtió en 1837 en prisión para mujeres con el sobrenombre de La Casa Galera, con el que sería conocida durante el siglo XIX.

A causa de estos problemas, el interior nunca fue terminado, quedando únicamente como ruinas el nacimiento de los pilares, la nave central y las laterales. Es muy probable que la nave central sea obra de Herrera, con Pedro de la Torre como director de la construcción. Ribera abrió las capillas laterales cubriéndolas con bóvedas de arista, diseñando así mismo la tribuna de los pies y el alero sostenido por dos ángeles atlantes.

En una de sus capillas existía el célebre crucifijo de madera conocido como Santo Cristo de Burgos, de tamaño natural, tallado por Alonso Cano, que hoy se encuentra en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. La imagen tiene a sus pies unos huevos de avestruz que, según la tradición, fue una ofrenda de un rico comerciante de América. En la novela "Miau" de Benito Pérez Galdós se narra el temor que impone esta imagen con su melena de pelo natural. En la actualidad, la iglesia posee una copia de esta talla. También contaba con una bella pintura de Antonio Arias, regalada por la Duquesa de Monteleón, representando a los fariseos en el momento de presentar a Jesús el denario. Otra imagen, muy venerada en esta casa, era la de Nuestra Señora del Mayor Dolor.

En su recinto fue sepultado el literato y Comendador de Calatrava, Luis de Salazar y Castro, cuyos manuscritos se conservan en el archivo del monasterio.

Hace tiempo era costumbre dar un clamor con las campanas todos los días del año al anochecer, por el alma de Felipe IV, por ser esta la hora en que se les comunicó a los benedictinos la muerte del fundador.

Conocida como "los montserraticos", es una construcción que según el profesor Bonet no es arquitectura para ser descrita ni fotografiada, sino para ser vista.[2] Actualmente el templo lo ocupan los benedictinos burgaleses de Santo Domingo de Silos, teniendo la condición de priorato.

Referencias[ ]

  1. GUERRA DE LA VEGA, Ramón (1996), Iglesias y Conventos del Antiguo Madrid, pág. 164, Edición del autor. ISBN 84-88271-12-3.
  2. 2,0 2,1 HIDALGO MONTAGUDO, Ramón (1993), Iglesias antiguas madrileñas, pág. 96, Ediciones La Librería. ISBN 84-87290-52-3.

Enlaces externos[ ]