Mataderos de Madrid
El primer matadero que se conoce en el siglo XV estuvo situado en la calle de Toledo, muy próximo al hospital de la Latina. En 1495 se encargó a Luis de Gálvez la construcción de un matadero en un terreno propiedad de Pedro Martínez, situado en las cercanías de la ermita de San Millán, en el camino de Toledo, frente a la plaza de la Cebada.
Como el Concejo no tenía dinero para acometer esta obra junto con otras como el Puente de Toledo, tuvo que pedir préstamos a varias personas. Sin embargo, el constructor, mientras duraban las obras, defraudó a la hora de declarar lo que les había pagado a los peones y maestros y terminó en la cárcel. Dos años más tarde finalizó la construcción del matadero. Era el primer matadero municipal de Madrid. Aunque se desconoce cómo era, es de suponer que sería como los de su época: tendría un corral con una puerta por donde pasaban las reses. Sus paredes exteriores se hallaban encaladas para conseguir así que estuviese húmedo y fresco, sobre todo en verano, y al mismo tiempo mantenerlo desinfectado (la cal es un importante desinfectante).
Este matadero no debió estar muy bien construido porque tuvo que ser reparado en varias ocasiones. El 21 de mayo de 1498 el Concejo ordenó a Juan de Oviedo que reparase el matadero. El 12 de julio del año siguiente se le volvió a encargar que lo reparara de nuevo. El 15 de junio de 1500 se ordenó empedrarlo para mantenerlo más limpio y dos años más tarde se tuvieron que reparar las tapias y las puertas donde se encerraban las vacas. En 1502 Beatriz Galindo la Latina, obtuvo una real cédula para construir, en terrenos de su propiedad, el hospital de la Latina, fundado por su esposo, Francisco Ramírez el Artillero en 1499. El hospital comenzó a funcionar en unas casas donadas por el propio Francisco Ramírez situadas muy cercanas al citado matadero de la laguna de Puerta Cerrada. Beatriz Galindo, ya viuda, consiguió con dicha real cédula de 1502 y con una provisión de los Reyes Católicos de 1503, la orden de trasladar el citado matadero, cuyos malos olores molestaban a los enfermos. El traslado del matadero debió efectuarse hacia 1512 en que hay noticias de uno nuevo a las afueras de la Puerta de la Vega.
En 1650 se construyó un matadero en el cerrillo del Rastro, en la actual plaza del General Vara de Rey. Según Jerónimo de Quintana este matadero tenía «de largo ciento setenta y cuatro pies, y de ancho ochenta y seis, dentro tiene dos patios grandes de igual proporción, alrededor de ellos ay soportales grandes y capazes que sustentan colunas con capiteles, y basas de piedra berroqueña; debaxo de los quales están las escarpias con la carne. Entrase a el por quatro puertas correspondientes en cruz, en cada lado la suya, es obra de mucho asseo, y costa». Su acceso se hacía a través de una escalinata de piedra con una barandilla de hierro. Una puerta con un escudo de Madrid esculpido en piedra daba acceso al caserón del matadero y cerca se hallaba una fuente con un pilón y tres caños. El degüello se realizaba durante la madrugada y un reguero de sangre salía por la puerta del matadero y bajaba por la Ribera de Curtidores.
En 1669 el Concejo compró unas casas del Albergue de San Lorenzo (en la actual glorieta de la Puerta de Toledo) a los herederos de Pedro Suárez de Ribera en cuyos solares se construyó un nuevo matadero con fachada secundaria a la desaparecida calle del Matadero. Fue destinado a vacas y carneros, por lo que el del Cerrillo se dejó exclusivamente para cerdos. A este matadero de la Puerta de Toledo se llevaban los toros de las corridas donde eran despellejados y cuya carne se ponía a la venta. Además extramuros existió un corral que servía como pajar y para esquilar y curar las pieles, en el lugar donde se construyó luego la Fábrica de Gas, al otro lado de la Ronda de Toledo. En la plaza del Campillo del Mundo Nuevo se hallaba la Fábrica de Curtidos.
En 1855 se construyó uno nuevo situado igualmente en la ronda de Toledo porque el anterior carecía de condiciones constructivas e higiénicas. Estaba formado por varios edificios. En 1928 se trasladó al nuevo edificio de Legazpi y en su solar se construyó el Mercado de Pescados convertido hoy en el Mercado Puerta de Toledo.
Para la construcción del Matadero de Legazpi se convocó un concurso que ganó Joaquín Saldaña. Sin embargo su proyecto no se construyó y le fue encargado a Luis Bellido que viajó por varios países de Europa para coger ideas. El Matadero de Legazpi, fue construido en 1928 formando una pequeña ciudad independiente. Estaba formado por cuarenta y ocho edificios que incluían mercados y mataderos así como viviendas, calles interiores, oficinas e iglesia, todos en estilo neomudéjar. Tras al traslado del matadero a Mercamadrid, el edificio del Reloj fue destinado a la junta municipal de Arganzuela y centro cultural.