Plazas de Toros en Madrid

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No se sabe con certeza cuál fue la ubicación de la primera plaza de toros de Madrid como tal construcción, exceptuando la Plaza Mayor, que se usaba además de para celebraciones taurinas para otro tipo de actividades como autos de fe, ejecuciones, bodas y bautizos reales, representaciones teatrales, torneos, victorias militares, etc.

Según algunos autores, la primera plaza de toros fue una de madera que se levantó en las afueras de la puerta de Toledo y construida por Pedro de Ribera para la Archicofradía de San Isidro, San Pedro y San Andrés para subvenir del pontón de San Isidro sobre el río. Esta plaza era circular y tenía una capacidad para 10.000 personas.

Para otros autores, la primera plaza de toros que tuvo Madrid fue la del Palacio del Retiro, construida en algún año comprendido entre 1631 y 1639. Se construyó en madera, con cubierta de tablas imitando tejados de rojo. Medía 608 pies de largo por 480 de ancho y a su alrededor se abrían cuatrocientos ochenta balcones desde donde la familia real y a sus invitados asistían a las corridas. Según Cossío, era circular, pero lo cierto es que a pesar de que Cossío dio todos estos datos, ni en el plano de Witt (1635) ni en el de Texeira (1656), aparece ninguna plaza de toros, sólo aparecen patios rectangulares en el citado palacio que era la forma corriente para las plazas de entonces.


Como no había ninguna plaza de toros estable, las corridas se celebraban en diferentes lugares de Madrid como la Plaza Mayor, la plaza de las Descalzas, la Puerta del Sol, la plaza de la Encarnación, etc.

Hay constancia de una plaza construida por el duque de Lerma en 1613. Estuvo situada en su propia finca, situada donde hoy se levanta el Hotel Palace. Como sólo existían la plazas de Palacio y Mayor para las fiestas de taurinas, teniendo que vallarlas para la ocasión, fue por lo que el duque de Lerma mandó construir ex profeso una plaza de toros, en su finca. Era de madera y medía 250 pies de largo y 180 de ancho. A los frailes del cercano convento de Jesús de Medinaceli les entorpecía tener una plaza de toros muy cerca pues el ruido y los gritos eran muy altos y les distraía de sus rezos, por este motivo acordaron abandonar el convento en 1628. Pero el duque de Uceda, hijo del duque de Lerma les cedió la plaza con la condición -entre otras cosas- de celebrar los sábados una salve cantada y una misa votiva para él y sus sucesores.

Plazas de Toros en Madrid[ ]


Este artículo incorpora material del Diccionario Enciclopédico de Madrid, de María Isabel Gea, publicado por Ediciones La Librería, autorizada su inclusión en Madripedia bajo licencia Reconocimento-CompartirIgual