Salamanca
Antiguo barrio y hoy distrito municipal cuyo origen son las alrededor de cien casas construidas a partir de 1864, entre las actuales calles de Serrano y Claudio Coello, por don José de Salamanca, y que iniciaron el Ensanche de Madrid. Los límites administrativos actuales del distrito incluyen dos barrios, Guindalera y Fuente del Berro, que se encuentran mas allá del paseo de Ronda, que delimitaba el ensanche decimonónico. Pero el genuino barrio queda reducido a un área menor, entre Recoletos-Castellana, María de Molina, Francisco Silvela y Alcalá, e incluso en un sentido más restrictivo no sobrepasa, por el norte, Diego de León y, por el este, Príncipe de Vergara.
Fue en su origen un barrio para clase acomodada, y pronto una población burguesa y aristocrática, en la que destacaban políticos, mandos militares y altos cargos de la Administración, empezó a poblarlo. Pero no era socialmente homogéneo: al este, entre Príncipe de Vergara y la Ronda, en el barrio llamado entonces de Pardiñas, se instalaron clases medial bajas e incluso obreros, lo que se traduce en la tipología y calidad de sus edificaciones. En el interior del área más selecta, población obrera ocupaba los sotabancos y también algunas casas de menor categoría en calles de segundo orden.
El barrio llegó a ser un islote dentro de Madrid. Era prácticamente autosuficiente: buena dotación escolar, religiosa, sanitaria, comercial, de lugares de ocio y culturales. Buenas casas confortables, atendidas por el abundante servicio domestico. Era el barrio de gente fina, donde todos se conocían, en el que la misa de 12 de los domingos era un acontecimiento social, al que seguía la hora del paseo y el aperitivo en los numerosos bares de la zona, los más concurridos los de Serrano. Los bulevares y las anchas aceras eran lugares de paseo y reunión, y también de juego de los niños. Incluso era moda entre los jóvenes un peculiar lenguaje y una entonación que se consideraba lo mas chic.
Desde hace años (finales de los sesenta) el carácter del barrio ha cambiado. Aquel mundo tan selecto y exclusivo ha desaparecido casi totalmente: los bulevares se suprimieron, el tráfico se ha hecho casi insoportable, las oficinas y despachos profesionales se han multiplicado, amenazando el carácter residencial tradicional. Ya no se pasea, las aceras son ocupadas por gentes apresuradas a las oficinas o de compras. El pequeño comercio de diario ha desaparecido en muchas áreas, con la consiguiente incomodidad para los residentes. El comercio de lujo se concentra en las calles más importantes, y en algunos sectores (inicio de Ortega y Gasset), donde se han instalado grandes firmas internacionales, se pagan los traspasos de locales y alquileres más altos de Madrid. La vivienda nueva, muy escasa, es la más cara de la ciudad, y también la de segunda mano, prohibitiva en las zonas del núcleo y calles de primer orden. Los aparcamientos escasean, y las plazas de garaje alcanzan los precios más elevados de la capital. Paralelamente, la población ha envejecido: jóvenes nacidos y criados aquí marchan fuera al independizarse; los barrios centrales del distrito están entre los de mayor proporción de población de más de 65 años de Madrid; no abundan los y en cambio es imagen diaria los ancianos acompañados de la sirvienta dominicana o ecuatoriana. Sin embargo, el barrio tiene unas Buenas condiciones: centralidad, excelentes comunicaciones, caserío en proceso de renovación, muy buen comercio, y la función residencial, que se mantiene, asegura su futuro. Y de su pasado queda aun algo muy valorado, su prestigio social y su elegancia.
Referencia[ ]
- ZULUETA . Salamanca, en Enciclopedia Madrid S.XX
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