Verbena de San Antonio de la Florida
Aunque siempre se decía que "la primera verbena que Dios envía es la de San Antonio de la Florida", así fue hasta que se instauró la de San Fernando, el 30 de mayo, aunque volvió a ser la primera cuando en los años sesenta desapareció esta última. Se celebra en torno a la ermita de San Antonio de la Florida con una misa y la bendición de los panecillos del santo que luego son vendidos a través de una ventana de la ermita. Y es un santo que tiene fama de casamentero, todos los 13 de junio acudían puntuales a la ermita las modistillas para depositar sus alfileres -en recuerdo de las trece arras que el desposado entrega a la esposa- para que el santo les concediese por fin un novio a lo largo del año. El rito consistía en meter la palma de la mano con fuerza en la pila bautismal donde se hallaban los alfileres y tantos novios se tendrían como alfileres quedaban prendidos en ella. Estas jóvenes salían a las seis y media o siete de la mañana para poder entrar a trabajar a las nueve. Los mozos ese día también madrugaban para ver a aquellas pandillas de mujeres alegres y dicharacheras. Se hacían los encontradizos, bromeaban, quedaban para la verbena. Así, unas encontraban novio enseguida y otras no. Siempre quedaba la esperanza del año siguiente. Los orígenes de esta verbena datan del siglo XVIII alcanzando su auge en la segunda mitad del XIX. La costumbre de las modistillas de buscar novio y por consiguiente de todas las solteras apareció a mediados del siglo XIX.