Virgen de la Paloma
Una de las tradiciones más arraigadas en Madrid es la devoción y la Verbena de la Paloma. Es la Virgen Castiza y patrona de los bomberos de Madrid. Sin embargo se trata de una tradición relativamente reciente, ya que data de finales del siglo XVIII. Por otra parte resulta anecdótico que tanta devoción y festejos vengan representados en un simple cuadro, teniendo Madrid las joyas artísticas que tiene, lo que confirma que no lo de más valor es lo más querido.
El origen del cuadro, objeto de tanta devoción, no está claro; para algunos historiadores es el retrato de una monjita que sirvió de modelo para un cuadro de la Virgen de la Soledad.
La historia conocida y bien documentada comienza en 1787 cuando Andrea Isabel Tintero ve a unos niños jugando al arrastre con el lienzo. Esta pintura parece que la pudieron encontrar los niños en un corral que había en la calle de la Paloma, que pertenecía a las monjas de San Juan de la Penitencia de Alcalá de Henares.
Andrea Isabel Tintero, vecina del barrio y casada con el cochero Diego Charco, les cambia a los niños la pintura por unas monedas. La hace reparar lo mejor que puede y la coloca en el portal de su casa, en la Calle de la Paloma. Su devoción se va extendiendo por el vecindario y pronto el cuadro está siempre iluminado con velas, farolillos y lámparas. Pronto se hace costumbre que las madres lleven a sus recién nacidos ante la Virgen (tradición que aún se mantiene). La propia reina Mª Luisa se acercó hasta ella para rogar por su hijo Fernando, enfermo en aquellos momentos.
Al quedarse pequeño el portal para la cantidad de gente que acudía, Andrea Isabel Tintero decide utilizar una habitación de su propia casa, pero aún así no es suficiente y se inician los trámites para levantar una pequeña capilla en un erial de la misma calle. Realiza el proyecto Francisco Sánchez, discípulo de Ventura Rodríguez, concluyéndose la capilla en 1795.
Andrea Isabel Tintero es nombrada sacristana y administradora de la capilla, donde se acondicionó un cuarto para que viviera.
Cuando se produce la invasión francesa, es la propia Isabel quien esconde el cuadro y las joyas de la Virgen durante la ocupación.
Isabel muere en 1813 y aunque su deseo era ser enterrada en la capilla, no se consiguió el permiso y fue enterrada en el Cementerio de San Isidro.
El culto sigue creciendo y la capilla se queda pequeña.
En 1891, se convierte en la parroquia de San Pedro el Real, pero se considera que el edificio está en malas condiciones y que no era posible continuar el culto en la pequeña capilla, lo que lleva a levantar una nueva iglesia entre 1896 y 1911, según planos de Lorenzo Álvarez Capra, donde desde entonces y hasta ahora (2007) se encuentra la imagen de la Virgen de la Paloma, posiblemente la Virgen más querida de Madrid y causa de la existencia de la Verbena de la Paloma.
Su festividad se celebra el 15 de agosto y es objeto de numerosos actos en su honor.