Casa de Campo (artículo)

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El parque de la Casa de Campo, a diferencia de lo que sucedió con el Retiro, no fue incautado durante la Primera República, como perteneciente al Patrimonio Real. Por eso, en 1900, era aún un real sitio calificado como «delicioso lugar de recreo», con jardines, iglesia, cementerio, varias casas de labranza y de ganadería, embarcadero con falúas reales, abundante fauna cinegética, etcétera.

Durante el reinado de Alfonso XIII (1902-1931), se construyó la red viaria cuyo trazado subsiste hoy, se llevaron a cabo notables mejoras (entre ellas un sistema de riego) y se permitió por primera vez el acceso, con un pase, a algunos visitantes durante los fines de semana. Pero también comenzó la privatización del uso de parte del parque: en 1912, se autorizó la instalación del germen de lo que luego sería el Club de Campo.

Una de las manifestaciones que siguieron a la proclamación de la Segunda República (1931) fue la invasión popular de la Casa de Campo, invasión que luego fue legalizarla por el decreto de 20 de abril de 1931 y la ley de 9 de septiembre de ese alto, que cedieron el parque al Ayuntamiento de Madrid para «recreo e instrucción». Durante los primeros meses, la falta de control y el empeño político en hacer del parque un lugar de concentración de masas derivó en que los visitantes causaran graves daños a la vegetación y la fauna. En 1933 los arquitectos Lorite y Álvarez Naya elaboraron un plan de uso, que encaraba decididamente la ocupación de la Casa de Campo por multitud de diversiones populares y edificaciones. Este plan, no obstante, apenas se llevó a cabo.

Durante la Guerra Civil, las tropas del general Franco comenzaron su asalto a Madrid, a finales de 1936, por la Casa de Campo, donde los republicanos habían abierto una tupida red de defensas, quedando la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria como frente de batalla durante casi dos años y medio, hasta la rendición de Madrid (28 de marzo de 1939). El parque sufrió enormes daños, especialmente en el arbolado y la fauna, fueron destruidos los edificios históricos y las obras hidráulicas y quedaron abandonadas toneladas de explosivos, hasta el punto de que no se pudo visitar de nuevo hasta julio de 1946.

Aunque la ley de 7 de mayo de 1940 creó un nuevo organismo del Estado, el Patrimonio Nacional, para la gestión de las antiguas propiedades reales, esta ley indicaba expresamente que la Casa de Campo debía continuar perteneciendo al Ayuntamiento. Sin embargo, el Patrimonio Nacional hizo varias cesiones de terreno como si fuera el propietario, la principal de las cuales (1941) otorgó 140 ha al Club de Campo. La polémica se resolvió mediante la ley de 23 de diciembre de 1948, que atribuyó la propiedad del parque al Patrimonio Nacional, dejando al Ayuntamiento sólo el usufructo. Después de 1948, se hicieron otros cambios de uso, siendo el más llamativo la instalación, en un terreno ya cedido en 1919 a la Asociación de Ganaderos, de la Feria Nacional del Campo, inaugurada en mayo de 1950.

Por decreto de 29 de febrero de 1952 se encomendó la repoblación de la Casa de Campo al Patrimonio Forestal del Estado (PFE), organismo encargado de la gestión y repoblación de los montes estatales. En 1954, el ingeniero de Montes Jose Maráa Sanz-Pastor concluye un plan de repoblación y mejora, con arreglo al cual se hizo en la Casa de Campo una amplia repoblación forestal, que cubrió de vegetación arbórea la mayor parte de los rasos del parque, utilizando varias especies de pinos autóctonos y arboles ornamentales. Además, el PFE defendió la Casa de Campo como parque forestal público, oponiéndose a nuevas ocupaciones e impidiendo su urbanización, que era demandada por parte de la opinión pública de la época.

En Julio de 1963, la Ley Especial para el Municipio de Madrid devolvió al Ayuntamiento la propiedad del parque, con lo que también el PFE hubo de abandonar su gestión y defensa. El Plan General de Madrid y Alrededores (1963) impulsó la urbanización de los terrenos situados al oeste de la Casa de Campo, lo cual supuso que el tráfico se habituara a usar las carreteras del parque como un acceso más a los nuevos núcleos de población. Por otro lado, el Ayuntamiento aprobó a fines de 1966 un plan de instalaciones que ha marcado el aspecto y el uso de la Casa de Campo: se creó el Parque de Atracciones (mayo de 1968), el Teleférico (junio de 1969), el Parque Zoológico (junio de 1972), la piscina y las pistas de tenis (Julio de 1968), etcétera.

A partir de la década de 1980, se hizo evidente que la política de instalaciones para uso masivo del parque debía ser reconsiderada. El estudio realizado como desarrollo del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM) de 1985 definía una zona de uso intensivo fuera de la cual debería evitarse la creación de nuevas atracciones, y la circulación se cerró en algunos viales. Sin embargo, la situación se fue agravando, hasta el punto de que la zona sur de la Casa de Campo (especialmente las cercanías de las carreteras circulables) padece serios problemas de práctica de la prostitución e inseguridad ciudadana.

El PGOUM de 1997 clasificó a la Casa de Campo como Parque Histórico, y encargó la redacción de un plan especial para el parque. La Comunidad de Madrid, mediante decreto de 4 de febrero de 1999, la declaró Bien de Interes Cultural, con categoría de Jardín Histórico. Pese a estas protecciones, y al hecho de que las inversiones del plan se han ido ejecutando parcialmente, a fines del siglo XX los principales problemas del parque persisten, sobre todo porque se deben a condicionantes externos y a decisiones difícilmente reversibles.

Referencia[ ]

  • PÉREZ-SOBA DÍEZ DEL CORRAL, Ignacio. Casa de Campo, en Enciclopedia Madrid S.XX


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Este artículo reproduce el capítulo homónimo de la Enciclopedia Madrid Siglo XX, cuyo autor conserva el copyright.
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