Centralidad
Aplicamos el término de centralidad para expresar tanto las condiciones que explican la tendencia de determinadas actividades terciarias (oficinas y comercio, principalmente) a concentrarse en sectores concretos de las áreas urbanas como las zonas que concentran dichos usos del suelo. Beneficiándose de una accesibilidad privilegiada, el valor simbólico que adquiere este espacio y los elevados valores de los productos inmobiliarios allí ubicados son a la vez causa y efecto de la concentración de estas actividades.
En este sentido, Madrid y su área metropolitana se caracterizan por la gran importancia que adquieren las denominadas actividades centrales y por la elevada concentración de las mismas en unos pocos distritos situados en el interior de la M-30. La aglomeración madrileña muestra una creciente especialización en lo que ha venido en denominarse terciario avanzado (sector financiero, grandes empresas de servicios a la producción y al consumo, Administración pública), que se concentra en espacios concretos, muy consolidados, y cuya presencia define morfológicamente dichas zonas de la ciudad: elevada densidad edificatoria, gran altura y singularidad constructiva de sus inmuebles (vidrio y estructuras metálicas visibles), buscando el protagonismo de la escena urbana.
Partiendo del que podríamos definir como centro tradicional, ubicado en la zona oriental del casco histórico, el centro de gravedad de la actividad terciaria ha ido desplazándose a lo largo del pasado siglo hacia el norte. En el triángulo cuyos vértices son el Ministerio de Economía (en el arranque de la calle Alcalá), la Bolsa (plaza de la Lealtad) y el Banco de España (Cibeles) se concentran las sedes centrales tradicionales de la gran banca, española (anteriores Bancos Español de Crédito, Hispano, Bilbao, Vizcaya...). A partir de este sector se ha iniciado un proceso de expansión siguiendo el gran eje urbano madrileño: Prado-Recoletos-Castellana, donde los Nuevos Ministerios y la manzana de Azca conforman actualmente el principal enclave terciario de la ciudad. La atracción ejercida por la Administración pública, que elige la Castellana y su prolongación como lugar de preferente localización, junto con un trazado urbano más conveniente a los grandes edificios de oficinas explican este desplazamiento hacia el norte, que continuará en los proximos decenios con dos grandes operaciones urbanas de preparación de suelo para usos terciarios en el extremo de la principal avenida madrileña: la remodelación de la estación de Chamartín, cubriendo su playa de vías, y las futuras torres de la ciudad deportiva del Real Madrid.
A ambos lados de este eje principal han ido apareciendo extensiones del mismo, formando subcentros de menores dimensiones en el distrito de Salamanca y Chamberí. Más recientemente, la prolongación de Príncipe de Vergara, Arturo Soria, el borde oriental del distrito de Chamartín en su fachada a la M-30 o la avenida de América (donde se concentran las grandes empresas del sector informático) conforman ejes terciarios muy reconocibles.
Por su parte, el centro comercial tradicional, ubicado en el centro histórico de la ciudad (Carmen, Preciados, Sol, Callao), se fue complementando con subcentros comerciales en Salamanca (Serrano, Goya), Orense, Argüelles, siguiendo el camino marcado por las implantaciones de los grandes almacenes tradicionales. Los nuevos centros comerciales de implantación urbana (La Vaguada, Gran Vía de Hortaleza) completan la constelación de subcentros.
La situación actual, en el marco de la elevada concentración ya comentada, se caracteriza por la consolidación de algunos procesos de descentralización hacia la periferia. Puede hablarse ya de algunos enclaves de descentralización terciaria en la autovía de La Coruña, la prolongación de la avenida de América hasta el aeropuerto, o en los Recintos Feriales-Campo de las Naciones, en algunos casos ocupando los denominados parques empresariales de ubicación suburbana, con edificios de mayor desarrollo horizontal y buena accesibilidad en vehículo privado (La Moraleja, Arroyo de la Vega). Siguiendo una dinámica comparable, los enclaves comerciales sobre los nudos de la red de autopistas y autovías han pasado igualmente a formar parte de nuestros paisajes cotidianos.
Fuente de la primera versión: Artículo de la Madrid Siglo XX. Enciclopedia, autor Luis Galiana Martín
