Colegio de Cirugía de San Carlos
El Colegio de Cirugía de San Carlos se levantó con la intención de levantar un edificio aprovechando la antigua fábrica del Hospital de la Pasión se mantuvo viva durante varios años. Pero el proyecto nace con tantas servidumbres que su construcción se retrasaría hasta el siglo XIX. De una parte, había que desalojar a las mujeres y trasladarlas al ala correspondiente en el Hospital General; de la otra, se quería que la nueva institución fuera independiente de la Junta de Hospitales y del Tribunal del Protomedicato, lo que iba a procurarle tenaces enemigos y penurias insuperables.
Los dos edificios proyectados convertían el lugar en un polo de renovación urbana que, sin embargo, no alteraba la tradicional función asistencial y sanitaria del eje Atocha-Antón Martín. Una zona plagada de centros hospitalarios en la que se encontraban el Hospital de San Juan de Dios- Atocha/ Antón Martín- para enfermedades contagiosas y el Hospital de Monserrat o de Aragón- Atocha/ Amor de Dios-, el Hospital de Convalecientes-Atocha/ San Eugenio-, el Hospital Desamparados del Carmen-Atocha/ Desamparados-, el Hospital de la Pasión-Atocha/ Niño Perdido-y finalmente el Hospital General en el extremo sur de Atocha.
El proyecto[ ]
El proyecto era necesario y tenía como precedentes los Colegios de Cirugía de Cádiz (1748) y Barcelona (1760), dos hitos en el proceso de renovación en la España de la Ilustración. Merece un comentario que ambas sean fundaciones militares, la primera vinculada a la marina y, la segunda, al ejército. Tras la Guerra de Sucesión, la reconstrucción del estado tiene como eje vertebrador al ejército y la marina. Era lógico, dada la extrema fragilidad de la fronteras peninsulares y la amenaza permanente sobre las rutas marítimas y las colonias americanas. La guerra había hecho evidente la necesidad de una suerte nueva de profesionales con habilidades quirúrgicas. Hasta entonces la cirugía era un saber menor. más práctico que teórico, impropio para una hidalguía que menospreciaba el trabajo manual. Pero los tiempos cambian con rapidez. Era notorio que las universidades, todavía dominadas por la Iglesia, no proporcionaban los profesionales que la sociedad requería. En pocos años, los cirujanos le darán la vuelta a la situación y serán ellos quienes, ocupando los mejores puestos, podrán desempeñar a los universitarios y hasta arrebatarles no sólo la denominación de catedráticos, sino también el otorgamiento de títulos y licencias profesionales. En Madrid lo que se proyecta es un colegio civil que abra una fisura profunda en todo el sistema educativo médico español. La iniciativa implicaba darle la espalda a la Universidad, y de paso convertir la capital en el centro por antonomasia de una nueva mentalidad sanitaria.
Aunque no se construyera el edificio, el Colegio iniciaría provisionalmente sus actividades el 1 de octubre de 1787, bajo la dirección del ilustre anatomista y cirujano Antonio Gimbernat y Arbós, habilitando una parte de los sótanos del Hospital General. Sin duda, en sus dependensias discurrió lo mejor de la medicina española de la Ilustración, conviviendo dos (o quizás tres) instituciones docentes de alto nivel. La primera surgió en 1755 a partir de una propuesta del Dr. Bernardo López de Araujo, quién solicitó el establecimiento de dos cátedras: Anatomía y Medicina Teórico-Práctica. También se dotaría otra de Demostración Práctica de Anatomía en 1761. El segundo proyecto se aprobó en 1774 y desembocaría en el ya citado Colegio de San Carlos, instituciones que compartieron edificio y ansias renovadoras, pero que, sin embargo, no dejaron de pugnar hasta su unificación. Sorprend, sin embargo, la dificultad para aunar esfuerzos. Algo que se puede explicar por la resistencia que tuvieron aquellos profesionales para fundir en un único proyecto educativo y sanitario dos saberes con tradiciones tan distintas como la medicina y la cirugía.
Bibliografía[ ]
-Guía del madrid científico.Ciencia y corte
Fuentes[ ]
- El contenido de este artículo incorpora material de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia GFDL.