Cuartel General del Ejército
|
A mediados del siglo XVII, en la colina conocida como el "altillo de Buenavista" se hallaba una casa de campo propiedad del cardenal Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo, quien la regaló a Felipe II para que la habitara mientras duraban las obras de reforma del Alcázar. Felipe III la denominaba "mi casa de campo". En 1609 el rey la vendió a don Rodrigo de Silva y Mendoza, duque de Francavilla y conde de Salinas y de Ribadeo. A su muerte en 1630 heredó la posesión su hijo don Rodrigo de Silva y Sarmiento de Villandrando y de la Cerda, octavo conde de Salinas y de Ribadeo quien incorporó a la casa de Buenavista la antigua huerta de Juan Fernández (situada en la esquina del paseo de Recoletos con la calle Alcalá) ampliando enormemente la posesión. Posteriormente pasó a manos de Isabel de Farnesio y más tarde al duque de Alba quien, en 1770, encargó a Ventura Rodríguez un proyecto de jardín, terrado y picadero. Al morir el duque la duquesa de Alba encargó la construcción de un palacio en 1777. El arquitecto Juan Pedro Arnal dispuso la entrada principal por la parte opuesta al gran jardín en declive que diseñó ante el palacio y la calle de Alcalá y rodeando la vivienda por ambos lados. Las obras del nuevo palacio comenzaron hacia 1792 pero la duquesa murió sin descendencia en 1802 y sin verlo concluido. Dejó el palacio a los médicos que la atendieron durante su enfermedad. Poco tiempo después, el Ayuntamiento lo adquirió y se lo regaló a Godoy. Posteriormente pasó por diferentes destinos, entre ellos Parque de Artillería y Museo Militar. En 1869 se derribó el muro del jardín siendo sustituido por la verja que se ve en la actualidad.
