Francisco de Asís de Borbón

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Retrato de Don Francisco de Asís
.

Francisco de Asís María Fernando de Borbón y Borbón-Dos Sicilias (Aranjuez, 13 de mayo de 1822 – Épinay-sur-Seine, 17 de abril de 1902), rey consorte de España (18461868) y Duque de Cádiz.

Hijo del Infante de España Francisco de Paula de Borbón, hijo de Carlos IV, y de Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias. El 10 de octubre de (1846) contrajo matrimonio con su prima hermana la Reina Isabel II de España (hija del Rey Fernando VII de España, quien era hermano del Infante Francisco de Paula de Borbón, padre de Francisco de Asís de Borbón). El matrimonio se celebró en la Capilla del Palacio Real, conjuntamente con el matrimonio de la Infanta Luisa Fernanda de Borbón (hermana de Isabel) con Antonio de Orleans – Duque de Montpensier. El mismo día recibió los títulos honoríficos de rey y majestad, además del grado de Capitán General de los ejércitos.

Del matrimonio con su prima Isabel nacieron once hijos, pero sólo cuatro de ellos superaron la niñez: la Infanta Isabel de Borbón (18511931), el futuro rey Alfonso XII (18571885), la Infanta María de la Paz de Borbón (18621946) y la Infanta Eulalia de Borbón (18641958). Puede que la consanguinidad de los padres y abuelos influyera en dichas muertes prematuras, aunque la paternidad de estos hijos sea discutida.

El Gobierno de Francisco de Asís de Borbón e Isabel II, produjo alguna que otra desavenencia. A esto se suma las constantes intrigas palaciegas, planes, confabulaciones, complots y toda una serie de artimañas con la única finalidad de separar a los Reyes. Son conocidas las coplas y cuchufletas a costa de la supuesta homosexualidad del rey -al que apodaban "Paquita"-, algunas de las cuales, publicadas en libelos y gacetas de la época han llegado hasta nuestros días.

Gran problema es en la Corte

averiguar si el Consorte
cuando acude al excusado

mea de pie o mea sentado.[1]

Las aventuras amorosas de la reina contribuyeron a agriar el clima político, sobre todo después de La Gloriosa. Si bien los autores contemporáneos entienden la vida personal de la reina en un matrimonio desgraciado y la presión de la vida palaciega, los políticos de la oposición aprovecharon esta circunstancia para emplearla como arma. Se construye así el mito sobre la Reina ninfómana que ridiculiza a la soberana y la distancia más aún de su pueblo.[2]

Asimismo el extremado fanatismo religioso de la reina Isabel, bajo la influencia de su tutora espiritual, Sor Patrocinio de San José; así como también los problemas políticos, contribuyeron de una u otra forma al desprestigio y descrédito del Reinado de Isabel II.

Teniendo que soportar, afrontar y enfrentar la revolución de 1854, los reyes consiguieron salvar su trono al llamar nuevamente al gobierno al General Espartero. Pero en 1856, Francisco e Isabel II, que se sentían muy seguros en el trono, apoyaron a Leopoldo O'Donnell.

Exilio y Restauración de la Monarquía[ ]

El 7 de julio de 1868 comienza la Revolución Española comandada, dirigida y acaudillada por Juan Prim y por Antonio de Orleans, duque de Montpensier, con la única finalidad de derrocar y derribar del trono a Isabel II, a pesar de que los reyes eran parientes sanguíneos del Duque. La familia real parte al exilio instalándose en París. En 1870 Isabel II abdicó en favor de su hijo Alfonso XII.

Restaurada la monarquía, durante el reinado de su hijo Alfonso XII, Francisco de Asís de Borbón regresó a España y se instaló en el Palacio Real de Riofrío en Segovia. Falleció en Francia el 17 de abril de 1902 y fue enterrado cuatro días después en Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial, junto a las Reinas consortes.

Referencias[ ]

  1. Antonio Fraguas de Pablo, Forges, Historia de aquí. Estudiosos como José Luis Gordilla Goucières sostienen que estas coplas, mayormente las publicadas, son obra colectiva de intelectuales liberales del momento, entre los cuales cita a Pedro de Répide y Manuel del Palacio.
  2. Es madre, y de sus hijos se murmura;
    es vieja y con enredos se entretiene;
    es rica, y nadie sabe lo que tiene;
    es enferma de amor, y pide cura.
    Aunque pocos le han visto la figura,
    dicen que con su espíritu se aviene,
    y tímido o viril, según conviene,
    el eco de su voz vibra en la altura.
    Pilláronla una vez en un renuncio,
    y aun puedes ver impreso en los diarios
    de su historia fatal el claro anuncio.
    Vive en la corte, haciendo calendarios,
    y en la plaza del Rey o en la del Nuncio
    admite flete a precios ordinarios.

    (Aparecido en Gil Blas, 14-1-1865). Fuente: Revista Política, nº 57, mayo-junio de 2005.

Fuentes[ ]