Caneja (Juan Manuel Díaz Canejas)

De Madripedia
Saltar a: navegación, buscar

Los cuadros de Caneja (Palencia, 1905-Madrid, 1988) constituyen una mágica conjunción de color y estructura lírica bien temperada. Lejos de buscar la expresividad, variedad y aculturación del color, utiliza en ellos una gama de colores muy reducida y serena, que quiebra y mezcla de mil maneras creando una gran riqueza tonal. La estructura se esconde tras el color y respiras través de ella.

Caneja fue pintor y poeta, aunque cuando llegó a Madrid en 1923 quería estudiar arquitectura y se incorporó al estudio de Daniel Vázquez Díaz sólo para afianzar el dibujo. En sus primeros años en el Madrid de los años veinte y primeros treinta participó activamente en la vida artística de la ciudad: estancia en la Residencia de Estudiantes, contacto estrecho con Benjamín Palencia y Alberto Sánchez, y después, viaje a París, ya en 1929, donde conoció las obras de vanguardia de Paul Cézanne, Henri Matisse y los cubistas. Reaccionó a este estímulo y a su vuelta empezó a experimentar con la construcción de planos derivada del Cubismo sintético en composiciones abstractas de colores rojizos y oscuros. Junto con José Herrera Petere y para conmemorar el advenimiento de la República publicó en 1931 una revista de corte anarquista y tintes surrealistas titulada En España todo está preparado para que se enamoren los sacerdotes. Afiliado a la CNT, durante la guerra combatió en el bando republicano y estuvo en la cárcel de Ocaña entre 1948 y 1951.

Después de la contienda Caneja definió su estilo maduro, centrándose en el bodegón y sobre todo en el paisaje de la Tierra de Campos. La figura aparece también, pero de forma esporádica, muchas veces inmersa en el paisaje como un elemento más, casi cristalino, de éste. En esos años sus paisajes fueron adoptando rasgos que permanecerían hasta el final de su vida en una evolución sin sobresaltos. Eliminó detalles descriptivos en favor de una pintura de manchas que evoca campos resecos y casas de pueblo apiñadas o aisladas en la greda, con horizontes altos que relegan el cielo. Hay un orden estructural que fragmenta el campo visual en secciones, pero Caneja deja ver las líneas negras que subyacen como trazos resueltos aunque mitigados por los empastes de colores grises, amarillos, ocres y violetas. Son sin duda los colores de una Castilla no literal sino recordada, reseca por el sol, siempre iluminada y siempre luminosa en unos cuadros que parecen modelados con luz al tiempo que con la pasta de la pintura. Es un paisaje táctil y agreste que, lejos de poseer aquellas cualidades masculinas que cantaban los autores noventayochistas, tiene para Caneja un carácter exquisitamente femenino: «El paisaje más remansado y suave, el paisaje más femenino que yo haya contemplado».

Referencia[ ]

  • BERNÁRDEZ SANCHÍS, Carmen. Caneja (Juan Manuel Díaz Canejas), en Enciclopedia Madrid S.XX


Copyright
Este artículo reproduce el capítulo homónimo de la Enciclopedia Madrid Siglo XX, cuyo autor conserva el copyright.
No es un artículo modificable ni está bajo licencias libres. Si eres el autor del mismo y quieres modificarlo, mándanos un correo