Cristos

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Cristo de la Agonía[ ]

Debía su nombre al hospital de Agonizantes de San Camilo situado en la calle de Fuencarral a donde llevaban los enfermos muy graves. Posteriormente pasó al Oratorio del Caballero de Gracia.


Cristo de la Buena Muerte[ ]

Situado en la Colegiata de San Isidro. Es obra de Juan de Mena.


Cristo de la Fe[ ]

Situado en la iglesia del Carmen (plaza del Carmen), es copia del que había en la iglesia de San Luis Obispo desaparecido en el incendio de 1935.


Cristo de la Paciencia[ ]

Desaparecido. Fue el que unos judíos azotaron en la calle Infantas, que se veneraba en la desaparecida iglesia de San Luis Obispo. (Ver convento de los Capuchinos de la Paciencia).

Cristo de las Injurias[ ]

Obra de Raimundo Capuz. Pertenecía a la iglesia de San Millán. Guardaba las cenizas de la primera imagen quemada en 1630. En 1868 fue trasladado a la capilla de San Isidro donde desapareció en el incendio de 1936.


Cristo de las Lluvias[ ]

Situado en una capilla junto a la iglesia de San Pedro el Viejo, desaparecido en la actualidad.


Cristo de los Dolores[ ]

También conocido como el Cristo de los Dolores de la Venerable Orden Tercera. Se halla en la capilla de los Dolores, junto a la iglesia de San Francisco el Grande. Es copia de una pintura en la que aparecía un Cristo llagado y coronado de espinas, abrazado a la cruz.


Cristo de los Guardias de Corps[ ]

Desaparecido. Se encontraba en la iglesia de San Sebastián. Recibió este nombre por don Juan de Echenique, guardia de Corps, el cual, dejó su espada en ofrenda, tras una aventura amorosa. (Ver leyenda del guardia de Corps).


Cristo de los Toreros[ ]

Con este nombre se conoce al Cristo de la Misericordia que se halla en la iglesia de Jesús de Medinaceli. Debe su nombre a que durante unos años, eran toreros encapuchados los que acompañaban la imagen en la procesión del Silencio del Viernes Santo.


Cristo de los Traperos[ ]

Desaparecido. Estaba en la iglesia del convento de la Concepción Jerónima. Todos los años se le hacía una función religiosa pagada con el dinero que se obtenía de la venta de colas y crines de los caballos que participaban en las corridas de toros durante ese año.


Cristo de San Ginés[ ]

Se halla situado desde 1816 en la capilla del mismo nombre. Obra de Alfonso Giráldez Vergaz.


Cristo de Velázquez[ ]

Ver leyendas del convento de San Plácido.


Cristo del convento de las Descalzas[ ]

Es un Cristo yacente, obra de Gaspar Becerra. Tiene la peculiaridad de que en la llaga del costado posee una cavidad donde se aloja el Santísimo los Viernes Santo siendo sacado en procesión. Madrid es el único lugar del mundo que tiene el privilegio de sacar el Santísimo en procesión en Viernes Santo.

Cristo del convento de San Plácido[ ]

Obra de Gregorio Hernández y parecido al del Pardo. (Ver leyendas del convento de San Plácido).


Cristo del Desamparo[ ]

Obra de Alonso Mena (1631) encargado por Fariñas, corregidor de Granada. Cuando fue destinado a Madrid trajo el Cristo consigo y al morir lo dejó al convento de Agustinos Recoletos pasando posteriormente a la iglesia de San José.

Cristo de Medinaceli[ ]

Ver Jesús de Medinaceli.


Cristo del Olivar[ ]

Uno de los cristos crucificados más antiguos de Madrid. Obra del portugués Manuel Pereira (1646). En un principio se le llamó el Cristo de la Oliva por estar situado en un humilladero rodeado de olivos por todas partes. Como contaba con mucha devoción, en tiempos de Felipe II los judíos quemaron la iglesia profanando el Cristo. Felipe II mandó reedificar la iglesia y restaurar la imagen. El actual oratorio del Santo Cristo del Olivar fue construido en 1919 en la calle de Cañizares. La imagen, de tanta devoción popular, fue incendiada junto con la iglesia en 1936 y sustituida por la talla actual. La escultura representa a Cristo expirante, con la cabeza levantada en actitud de súplica al Padre.


Cristo del Pardo[ ]

Felipe III mandó esculpir la imagen para conmemorar el nacimiento de su hijo -futuro Felipe IV- ocurrido el Viernes Santo de 1605. Se cuenta que el escultor Gregorio Hernández habiendo esculpido varias veces la cabeza y sin conseguir dar la expresión deseada a la cara, recurrió a la oración y cuando consiguió expresar lo que quería dijo: «El cuerpo lo hice yo, pero la cabeza la hizo Dios».

Cuando se construyó el convento de los capuchinos en el Pardo, el rey regaló la figura yacente al mismo. A mediados del siglo XIX y durante cuarenta y cinco años, un ermitaño estuvo viviendo junto a los muros del convento encargándose de que no se apagara nunca la lámpara frente al Cristo. Durante la guerra civil fue respetado gracias a que pertenecía al Patrimonio Artístico y estuvo la mayor parte del tiempo en los sótanos del Museo del Prado. En 1918 el pueblo de El Pardo pidió al Cristo que no permitiese que la epidemia de gripe que había por todo el país entrase en el pueblo, siendo uno de los pocos lugares de España en que no murió nadie de dicha enfermedad.

Cristo del Perdón[ ]

Desaparecido. Era un Cristo de gran devoción popular que aparecía arrodillado en actitud de ofrecer la redención al Padre Eterno. Era obra de Manuel Pereira (siglo XVIII) y se hallaba en el convento del Rosario. Fue trasladado a un nuevo convento de los dominicos en la calle del Conde de Peñalver y desapareció en un incendio en 1936.


Cristo del Zapato[ ]

Desaparecido. Cuenta la tradición que un soldado le robó un zapato a este Cristo que procedía de Italia para poder pagar así sus numerosas deudas. Cuando fue apresado por ello afirmó que había sido un regalo de Dios "en respuesta de su súplica de ayuda". Puso por testigo al Cristo que dejó caer el otro zapato confirmando la verdad.


Este artículo incorpora material del Diccionario Enciclopédico de Madrid, de María Isabel Gea, publicado por Ediciones La Librería, autorizada su inclusión en Madripedia bajo licencia Reconocimento-CompartirIgual